SOMOS DISCIPLINADOS
Mateo 26:36-46
Continuamos con nuestra serie SOMOS en la que buscamos redescubrir la identidad de la iglesia según el evangelio de Mateo. Uno de los aprendizajes que hemos tenido en nuestra lucha contra el COVID-19 ha sido lo importante de ser disciplinados a la hora de cumplir protocolos, usar mascarilla y mantener el distanciamiento social. No hay duda que para algunos ha sido más difícil mantener esa disciplina. De hecho, a muy pocos nos gustan los protocolos, sin embargo, le encontramos el sentido al mismo: nos ayuda a salvar nuestra vida.
Cuando hablamos de nuestra vida espiritual, la disciplina también tiene un rol importante: es un medio que Dios usa para salvar nuestra vida en momentos de crisis. Esto es lo que Jesús nos enseñó desde el Getsemaní. La noche en que Jesús es arrestado para luego ser crucificado, Jesús sentía una tristeza de muerte. De todas las cosas que pudo haber hecho, hace una: orar. Primera lección de Jesús en el Getsemaní: ante los grandes momentos de tristeza y angustia hay que orar.
Mateo nos dice que le acompañaron Pedro y los dos hijos de Zebedeo; a quiénes pidió que se mantuvieran despiertos y orando. Segunda lección: los momentos de tristeza son oportunidades para orar en comunidad.
Cuando Jesús comienza a orar le solicita al Padre que no lo haga pasar por todo este sufrimiento. Pero termina diciéndole que se haga su voluntad:
Padre mío, si es posible, haz que pase de mí esta copa. Pero que no sea como yo lo quiero, sino como lo quieres tú. (v.39)
¿Cuántos recuerdan que Jesús les había enseñado a los discípulos el “Padre nuestro” que dice “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”? Tercera lección: Ante las realidades duras de aceptar hay que pedirle a Dios en oración que nos ayude a enfrentarlas.
Luego de hacer esta oración, Jesús regresa a donde sus discípulos y los encuentra durmiendo. Esto ocurre en tres ocasiones. Jesús les dice la primera vez:
¿Así que no han podido mantenerse despiertos conmigo ni una hora? Manténganse despiertos, y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. (vs. 40-41)
Jesús les está diciendo que él está en una crisis y necesita de su apoyo por medio de la oración; los discípulos se durmieron en un momento crítico. Jesús les recuerda lo importante de mantenerse enfocados y no subestimar las tentaciones. Cuando Jesús habla que la carne es débil no se refiere al cuerpo físico, sino a la facilidad con que el ser humano puede caer en una tentación si no se mantiene en oración, enfocado y disciplina espiritual. Si Jesús hubiera sido puertorriqueño, le hubiera dicho así: camarón que se duerme, se lo lleva la corriente…
Cuarta lección: Ante las crisis hay que mantener la disciplina espiritual y el enfoque porque las tentaciones son reales.
Antes de compartir lo que entiendo es una de las tentaciones que tenemos hoy, permítanme compartir varias definiciones de lo que es disciplina espiritual. Richard Foster nos dice que las disciplinas espirituales “no son el sendero que provoca el cambio, sino que nos colocan en el sendero en donde el cambio puede ocurrir.”[i] Henri Nouwen, por otro lado, nos dice lo siguiente acerca de la disciplina espiritual:
La disciplina en la vida espiritual es el esfuerzo concentrado para crear el espacio y el tiempo donde Dios puede convertirse en nuestro maestro y donde podemos responder a la guía de Dios. Por lo tanto, la disciplina es la creación de límites que mantienen abierto el tiempo y el espacio para Dios, un tiempo y un lugar donde se puede reconocer y responder a la amable presencia de Dios.[ii]
Cuando miramos críticamente los muchos pensamientos y sentimientos que llenan nuestras mentes y corazones, podemos llegar al descubrimiento horrible de que a menudo elegimos la muerte en lugar de la vida, la maldición en lugar de la bendición. Los celos, la envidia, la ira, el resentimiento, la codicia, la lujuria, la venganza, la venganza, el odio … todos flotan en ese gran depósito de nuestra vida interior. A menudo los damos por sentado y les permitimos estar allí y hacer su trabajo destructivo. Pero Dios nos pide que escojamos la vida y que escojamos la bendición. Esta elección requiere una inmensa disciplina interior. Requiere una gran atención a las fuerzas de la muerte dentro de nosotros y un gran compromiso para dejar que las fuerzas de la vida dominen nuestros pensamientos y sentimientos. No siempre podemos hacer esto solos; a menudo necesitamos una guía solidaria o una comunidad amorosa para apoyarnos. Pero es importante que ambos hagamos el esfuerzo interno y busquemos el apoyo que necesitamos de los demás para ayudarnos a elegir la vida.[iii]
La disciplina espiritual no es algo que escogemos necesariamente porque lo disfrutamos todo el tiempo, sino porque sabemos lo que Dios puede hacer mientras somos disciplinados. Además, tampoco vemos los resultados inmediatamente, pero confiamos en que algo Dios está haciendo en nosotros. La disciplina espiritual requiere fe y paciencia. Por eso Pablo compara la disciplina espiritual con una carrera:
¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! 25 Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. (1 Corintios 9:24-25, NTV).
¿Para que nos sirve la disciplina espiritual en esta nueva realidad? Les explico con algo que nos sucedió a Heidy y a mí hace un par de semanas. Al recortar la grama nos dimos cuenta de algo: la mala yerba había crecido increíblemente. Debido a la sequía no habíamos dedicado mucho tiempo a la grama y sin darnos cuenta la mala yerba se apoderó de nuestro patio. Esto requirió tiempo y paciencia al tener que sacar poco a poco esta mala yerba. Esa mala yerba es como el pecado, crece dentro de nosotros sin darnos cuenta y, si nos somos disciplinados espiritualmente, puede desconectarnos de Dios y el prójimo. Los pequeños pecados que parecen desapercibidos se van acumulando y se apoderan de nosotros si no somos disciplinados espiritualmente.
¿Saben cuál es uno de los retos que tenemos los cristianos hoy día? Que la nueva forma de ser iglesia, en la que podemos muy fácilmente acceder los cultos desde nuestro celular, requiere más enfoque y disciplina, aunque no lo parezca. Antes del COVID-19 llegábamos al templo y separábamos ese tiempo para adorar y nutrirnos. Para algunos, el único tiempo que teníamos para practicar las disciplinas espirituales era esa hora. Sin ánimos de juzgar, era una espiritualidad superficial que dependía de factores externos a uno mismo. Aunque requería disciplina espiritual para llegar al templo, no necesariamente requería una fuera de este.
Ahora que no hay templo para muchos de nosotros, la única forma de salvar nuestra vida espiritual es por medio de la disciplina. Cada familia y creyente necesita tener una disciplina espiritual (oración, lectura bíblica, congregarnos, ofrendar, servir y testificar), sus protocolos para salvar su vida espiritual y que no nos “lleve la corriente” de la ansiedad y la desesperanza. Al igual que el Getsemaní, es un tiempo crítico para la iglesia en el cual es imperativo mantenerse enfocados y no subestimar las tentaciones. No podemos dejar que nos lleve la corriente.
¿Saben cuál es el mensaje importante que hoy les quiero dar, amada iglesia? Juan Wesley y Proverbios me ayudarán a decirlo:
“¡Oh comienza! Aparta un tiempo de cada día para ejercicios de devoción a solas…Ya sea que te guste o no, lee y ora diariamente. Es por tu propia vida; no hay otro camino: de otra manera serás una persona frívola (superficial) toda tu vida.”
Hijos, por favor, ¡escúchenme!
¡Dichosos los que siguen mis caminos!
33 Sean sabios y préstenme atención;
no dejen de lado la disciplina.
34 Dichoso el hombre que me escucha
y todo el tiempo se mantiene vigilante
a las puertas de mi casa.
35 El que me halla, ha encontrado la vida
y alcanzado el favor del Señor.
36 El que peca contra mí, se daña a sí mismo;
el que me aborrece, ama a la muerte.
Proverbios 8:32-36
¿Cuál es la identidad de la iglesia ante la crisis del COVID-19? Una comunidad de seguidores de Jesús que practica la disciplina espiritual para mantenerse conectada con Dios y enfocada en su misión de servir al prójimo. ¿Quiénes somos? Somos disciplinados, no solo para salvar nuestra vida del COVID-19, sino para salvar también nuestra vida espiritual.
[i] Richard Foster, Celebración de la Disciplina
[ii] Henri Nouwen, Bread for the Journey: A Daybook of Wisdom and Faith
[iii] https://henrinouwen.org/meditation/choice-calling-discipline/