¿Nos parecemos a Jesús? Esa fue la pregunta con la que culminé la primera predicación de nuestra serie ¿Religión o Espiritualidad? Lo más importante a la hora de hablar de religión o espiritualidad, es que lo que practiquemos nos ayude a encontrarnos con Dios para ser transformados y ser más como Jesús. Más que apegarnos a un sistema religioso en particular, necesitamos apegarnos a Jesús. La religión no es mala, todo lo contrario. Sin embargo, no podemos poner un sistema religioso por encima del mismo Dios y del prójimo.
La evidencia de si lo que practicamos es bueno, es la calidad de nuestra propia vida; nuestro amor por Dios y por el prójimo. La vida cristiana requiere prestar atención al resultado de nuestras acciones. Así como un árbol da fruto, debemos verificar cuál es el fruto que damos. ¿Cómo respondemos cuando tenemos diferencias con alguien? ¿Cómo reaccionamos ante alguien que nos solicita ayuda? ¿Cuánto tiempo invertimos en mostrar amor por los demás?
Ser miembros de una iglesia es vital y necesario, pero la meta al ser miembros de una iglesia es ayudarnos unos a otros a ser más como Jesús. Si estamos juntos, pero no nos parecemos a Jesús no somos una iglesia, sino otra cosa. Por tanto, como seguidores de Jesús, una de las primeras cosas que debemos hacer es identificar cuáles eran las conductas de Jesús, con el propósito de imitarlo. ¿Alguna vez has hecho este ejercicio? Hoy les invito a ver diez conductas de Jesús que hoy podemos imitar:
- Oraba para conectarse con el Padre: “Pero su fama seguía extendiéndose, y mucha gente se reunía para escucharlo y para que los sanara de sus enfermedades;pero Jesús se retiraba a lugares apartados para orar.” Lucas 5:15-16
- Estudiaba las Escrituras: “Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, y en el día de reposo entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se levantó a leer las Escrituras.”Lucas 4:16
- Ayunaba para mostrar su dependencia del Padre: “Jesús volvió del Jordán lleno del Espíritu Santo, y fue llevado por el Espíritu al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo estuvo poniendo a prueba. Como durante esos días no comió nada, pasado ese tiempo tuvo hambre.” Lucas 4:1-2
- Sanaba a los enfermos: “Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban, y él ponía sus manos sobre cada uno de ellos y los sanaba.” Lucas 4:40
- Era compasivo y generoso: “Jesús les dijo: «No tienen por qué irse. Denles ustedes decomer.” Mateo 14:16
- Mostraba hospitalidad a extranjeros y pecadores: “Esa mujer era griega, de nacionalidad sirofenicia, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio” Mateo 7:26 y “Estando Jesús en la casa, sentado a la mesa, muchos cobradores de impuestos y pecadoresque habían venido se sentaron también a la mesa, con Jesús y sus discípulos.” Mateo 9:10
- Amaba y perdonaba al enemigo: “Padre, perdónalos, porqueno saben lo que hacen.” Lucas 23:24
- Dio acceso a la niñez y mujeres: “Entonces Jesús dijo: «Dejen que los niñosse acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos.” Mateo 19:14 y “Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades.” Lucas 8:1-2
- Escuchaba a la gente: “Se veían tan tristes que Jesús les preguntó: ¿De qué tanto hablan ustedes?” Lucas 24:17
- Testificaba acerca de su Padre: “He manifestado tu nombre a aquellos que del mundo me diste; tuyos eran, y tú me los diste, y han obedecido tu palabra.Ahora han comprendido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti.” Juan 17:6-7
Ante este listado lo importante es preguntarnos: ¿actúo como lo hacía Jesús? Pero no solo eso, sino tener razones para hacerlo. Por ejemplo, veamos la práctica de orar. Jesús lo hacía, pero ¿porque debemos hacerlo nosotros? Dos razones: porque Dios escucha, y porque nos transforma a nosotros. Dios escucha las oraciones y de una manera que no puedo explicar totalmente, nuestras oraciones tienen un efecto en las intervenciones de Dios. Mateo 7:7 dice: “Pidan que se les dará.” Hay cosas que suceden cuando oramos, que no sucederían si no oráramos.
Por otro lado, Marcos 14:36 dice: “¡Abba, Padre! Para ti, todo es posible. ¡Aparta de mí esta copa! Pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.” Oramos para que Dios nos cambie a nosotros, cuando queremos hacer las cosas a nuestra manera. Orar nos transforma porque nos ayuda a entender que la voluntad de Dios siempre es mejor que la nuestra. Esto trae paz y calma nuestra ansiedad. Esa paz no solo la vivimos, sino que la transmitimos a otras personas.
Al identificar todas estas conductas de Jesús podemos abrumarnos: ¿cómo vamos a lograr todo esto? Sin embargo, esto no es una competencia, sino un grupo de apoyo. Todos estamos aprendiendo. La iglesia es una escuela, un espacio para aprender unos de otros a ser como Jesús; así como las nuevas madres aprenden unas de otras cuando se reúnen en el cuido de niños. Cada vez que nos vemos es para motivarnos y ayudarnos a ser como Jesús. Eso fue lo que Jesús hizo en Juan 8:2-11:
Por la mañana Jesús volvió al templo, y todo el pueblo se le acercó; y él se sentó y les enseñaba. 3 Entonces los escribas y los fariseos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida cometiendo adulterio. La pusieron en medio, 4 y le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. 5 En la ley, Moisés nos ordenó apedrear a mujeres como ésta. ¿Y tú, qué dices?» 6 Ellos decían esto para ponerle una trampa, y así poder acusarlo. Pero Jesús se inclinó y, con el dedo, escribía en el suelo. 7 Como ellos insistían en sus preguntas, él se enderezó y les dijo: «Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» 8 Y Jesús volvió a inclinarse, y siguió escribiendo en el suelo. 9 Ellos, al oír esto, se fueron retirando uno a uno, comenzando por los más viejos y siguiendo por los más jóvenes. Sólo se quedó Jesús, y la mujer permanecía en medio. 10 Entonces Jesús se enderezó y le dijo: «Y, mujer, ¿dónde están todos? ¿Ya nadie te condena?» 11 Ella dijo: «Nadie, Señor.» Entonces Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y no peques más.»]
Esta historia tiene mucha tela para cortar, pero solo quiero resaltar dos cosas. Primero, el potencial que tenemos aquellos que somos cristianos de dedicarnos a juzgar a las personas, en vez de ayudarles, motivarles e inspirarles a ser como Jesús. Y segundo, el potencial que tenemos de que nuestras prácticas religiosas en nada se parezcan a lo que haría Jesús si viviera hoy entre nosotros. Esta historia nos hace la siguiente pregunta: ¿a quién me parezco más? ¿A los escribas y fariseos o a Jesús? ¿Hacia dónde me lleva el cristianismo que practico? Esta historia es una oportunidad para la auto reflexión, para mirarnos hacia adentro. ¿Cómo vivo como cristiano?
Santiago 2:15-17 dice:
Si un hermano o una hermana están desnudos, y no tienen el alimento necesario para cada día, 16 y alguno de ustedes les dice: «Vayan tranquilos; abríguense y coman hasta quedar satisfechos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve eso? 17 Lo mismo sucede con la fe: si no tiene obras, está muerta.
Cuando era adolescente hubo una moda de ponerse unas pulseras que decían WWJD. Esas siglas significaban What would Jesus do? Era una forma de recordar que ante lo que nos rodea es importante actuar como lo haría Jesús. Mientras escribía este mensaje se fue la luz y perdí parte del mensaje. Ante el coraje mezclado con cansancio, estuve tentado a cerrar la computadora, tomarla y tirarla al piso. Lo confieso. Sin embargo, me pregunté: ¿qué haría Jesús? ¡La computadora todavía vive! Les pregunto: ¿Nos parecemos a Jesús? ¿Qué haría Jesús?