2 Corintios 5:17-21
Para la iglesia cristiana en el mundo, este es uno de los días más importantes en nuestro calendario cristiano. Es el día en que celebramos que Cristo hizo algo que bajo las leyes naturales es imposible: resucitar de la muerte. Cristo hizo lo imposible, y por eso no solo celebramos que murió para perdón de nuestros pecados, sino que resucitó para que nosotros/as también tengamos la oportunidad de resucitar a una nueva vida en Cristo. Esa nueva vida en Cristo es una en donde el pecado ya no nos domina, sino el Espíritu Santo de Dios. La resurrección es la demostración más grande del poder divino que nos da la esperanza de que de la misma forma en que Cristo resucitó, cada ser humano también puede resucitar y pasar de la vieja a la nueva vida.
La realidad es que no todas las personas creen en Cristo y en el poder de su resurrección para transformar la vida del ser humano. Para muchas personas, el ser humano no tiene posibilidades de transformación. Lamentablemente, los medios noticiosos y los mismos seres humanos nos hemos dado a la tarea de resaltar lo peor del ser humano, alimentando así esta visión desesperanzadora del ser humano. Incluso, muchos/as hemos llegado a pensar que si en efecto el ser humano no tiene posibilidades de transformación, no hay esperanza para el mundo; porque el mundo está compuesto en gran parte por seres humanos. Por eso ante el racismo, la guerra, la pobreza, el abuso de poder, la corrupción, la mentira, el hambre, la injusticia, la desigualdad, la violencia y la mala administración de la creación, muchos seres humanos han perdido la esperanza.
Hoy, domingo de Resurrección, deseo afirmar que en Cristo hay esperanza para cada ser humano, y por consiguiente, para el mundo. La resurrección es la demostración del poder divino que puede hacer realidad el verso de 2 Corintios 5:17 que dice: “De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!”.
Cuando miramos el evento de la resurrección es importante entender lo que este evento significó, y su relación con la crucifixión. Buscando en la Biblia, Pablo nos lo explica de la siguiente manera: “…tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. 5 Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él. 6 Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. 7 Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado; 8 y dado que morimos con Cristo, sabemos que también viviremos con él.” Romanos 6:4b-8.
El evento de la resurrección no puede separarse del evento de la crucifixión. En la crucifixión, Cristo fue el sacrificio necesario para que los pecados de la humanidad fueran perdonados; tal y como eran celebrados los rituales de expiación del pueblo judío. Pero en esta ocasión, fue un sacrificio perfecto que no solo le daría perdón de los pecados a esa generación, sino a todas las venideras. Por medio de la crucifixión, Cristo estaba liberando a la humanidad del dominio del pecado en sus vidas.
Ahora bien, una vez liberados del dominio del pecado, la resurrección de Cristo es la que abrió paso a que de la misma forma en que Jesús resucitó, el ser humano pueda comenzar una nueva vida en Cristo caracterizada por el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (este es el fruto del Espíritu según Gálatas 5). Cuando una persona cree en el sacrificio de Jesús en la cruz y en la tumba vacía de la resurrección, esa persona se está uniendo con Cristo en su muerte y en su resurrección. Esa persona está muriendo al dominio del pecado y resucitando a la nueva vida en Cristo. Con Cristo pasamos de una naturaleza pecadora, a una naturaleza espiritual, en donde somos dominados/as por el Espíritu, y no por el pecado. Esto es lo que representa el bautismo cristiano.
Tal y como mencioné, muchas personas tienen dificultad en pensar que todo esto es posible: morir y resucitar con Cristo. Y esto no tiene por qué sorprendernos. Los mismos discípulos tuvieron dificultad con creer la resurrección de Jesús, porque era humanamente imposible. Incluso, tuvieron dificultad para creer mientras Jesús estaba con ellos luego de haber resucitado. Sin embargo, Jesús decidió estar cincuenta días con sus discípulos, luego de resucitado, para que no tuvieran dudas de su resurrección. Jesús quería que sus discípulos creyeran, porque al creer ellos mismos también resucitarían juntamente con Él.
La Biblia nos narra que aunque el proceso para que los discípulos creyeran no fue fácil, terminaron creyendo; y de estar escondidos y llenos de miedo, salieron a predicar acerca de Jesucristo llenos de autoridad y poder. Los discípulos pasaron de muerte a vida. Hechos 4 nos dice acerca de los discípulos que “Mientras hablaban así con el pueblo, se les vinieron encima los sacerdotes, el jefe de la guardia del templo, y los saduceos. 2 Estaban resentidos porque enseñaban y anunciaban la resurrección de entre los muertos en Jesús, 3 así que los aprehendieron y los echaron en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya era tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído sus palabras, creyeron; y contados solamente los varones eran como cinco mil.” Más adelante Pedro dice delante del concilio “este hombre está sano en presencia de ustedes gracias al nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de los muertos.”
Lo que ocurrió con los seguidores de Jesús fue algo extraordinario: la resurrección de Jesús se volvió el evento central de su mensaje. Los discípulos de Jesús comenzaron a predicar, empoderados por el Espíritu Santo, que aquel que había sido crucificado en la cruz, Dios le había resucitado de los muertos. Lo que quiere decir que los discípulos no solo recibieron el regalo de la nueva vida en Cristo, sino que se convirtieron en portavoces de esa resurrección para el mundo. El resultado fue que la gente que escuchaba el mensaje y creía en la resurrección de Cristo también comenzó a pasar de la muerte a la vida.
En los discípulos no solo se hizo real ese verso de 2 Corintios 5:17, sino también el verso 18: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación.” Luego de haber sido reconciliados con Dios por medio de Cristo, ahora eran parte de ese ministerio de reconciliar al mundo con Dios. Se convirtieron en portavoces de la resurrección para el mundo, afirmando que Cristo era el hijo de Dios que resucitaba al ser humano a una nueva vida.
Cuando a mi mente viene la duda, o cuando alguien me dice que el mundo no tiene posibilidades, yo solo tengo una respuesta: En Cristo hay esperanza. Hay evidencia de que la gente que siguió a Cristo luego de su resurrección resucitó a una nueva vida. Además, cada día que pasa desde la resurrección de Jesús, personas a lo largo de todo el mundo han escuchado el mensaje de la muerte y resurrección de Jesucristo, y al creer, también han resucitado de la muerte a la vida. Pero no me tengo que ir muy lejos, puedo afirmar que En Cristo hay esperanza, porque en esta iglesia hay evidencia de esa nueva vida en Cristo. Aquí hay gente que ha creído, ha resucitado, y ahora son portavoces de la resurrección para el mundo diciendo: En Cristo hay esperanza.
El ser humano tiene posibilidad de transformación, y por consiguiente el mundo; porque Cristo transforma vidas, y esas vidas transforman el mundo. La resurrección es la demostración más grande del poder divino que nos da la esperanza de que de la misma forma en que Cristo resucitó, cada ser humano también puede resucitar y pasar de la vieja a la nueva vida. ¿Quieres hoy resucitar con Cristo? ¿Quieres dejar la vieja vida y comenzar una nueva? ¿Quieres que el pecado ya no te domine? En Cristo hay esperanza. A pesar de haber creído, ¿deseas que Cristo trabaje unas áreas de tu vida que necesitan resurrección? En Cristo hay esperanza. ¿Has perdido la fe? ¿Estás en una crisis? ¿Sientes que has muerto, luego de haber resucitado? En Cristo hay esperanza. Hoy te invito a creer, resucitar, y a ser portavoz para el mundo de que… ¡En Cristo hay esperanza!