Salmo 139
Esas dos hermosas criaturas que ustedes ven en la pantalla son los dos perros de mi hermana. Ambos, a pesar de ser perros tan diferentes en personalidad y tamaño, viven juntos. Yo no estoy seguro de si ellos han descubierto la verdad que es tan obvia para todos aquellos que les vemos juntos: Uno de ellos es bien grande, y el otro, bien pequeño. Mi hermana me comenta que cuando juegan, ambos tienen que tener su propio juguete. El grande no le quiere prestar el juguete al pequeño, y viceversa. En el momento en que hay un solo juguete, ambos pelean por el mismo, y no hay conciencia de que son diferentes en tamaño. Lo más interesante y chistoso, es que el pequeño pelea con el grande como si fueran del mismo tamaño. En esos momentos en que hay un solo juguete, sería muy saludable que el pequeño entendiera quién es el grande entre ellos dos. Ese reconocimiento le ahorraría muchos problemas.
El Salmo 139, es precisamente un escrito en donde el salmista establece la diferencia que existe en Dios y el ser humano, y pone en perspectiva quién es Dios y quién es el ser humano. La meta del salmista es reconocer quién es el grande entre Dios y el ser humano, y que la mejor alternativa que tiene el ser humano es rendirse ante Dios y afirmar “Tú eres Dios, y yo no…”. El salmo 139 tiene el propósito de que recordemos la necesidad que tiene el ser humano de Dios, y no viceversa. Este salmo nos recuerda uno de los fundamentos más importantes de la fe cristiana: el poder de Dios va por encima de los nuestros, por eso es Dios. Este salmo nos ayuda a recordar que Dios es un Dios OMNI: Omnisciente (lo sabe todo), omnipresente (está en todo lugar) y omnipotente (tiene todo el poder). ¿Cuál debe ser la respuesta del ser humano ante un Dios OMNI? Hoy veremos que la mejor opción ante un Dios OMNI es rendirnos ante Él, aceptar su amor incondicional y descansar en su cuidado para con nosotros.
El salmo 139, también conocido como “Tú me conoces”, “Dios está en todas partes”, comienza hablándonos de la omnisciencia de Dios. Los versos 1 al 6 y 13 al 18 dicen así:
Oh Señor, has examinado mi corazón
y sabes todo acerca de mí.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos.
3 Me ves cuando viajo
y cuando descanso en casa.
Sabes todo lo que hago.
4 Sabes lo que voy a decir
incluso antes de que lo diga, Señor.
5 Vas delante y detrás de mí.
Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí,
¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí, oh Dios.
¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
¡todavía estás conmigo!
Estos versos contienen una hermosa verdad acerca de Dios: Dios nos conoce. Dios sabe todo acerca de nosotros, aun antes de que digamos una sola palabra. Dios es nuestro creador, y como creador sabe cada detalle de nuestra vida. Dios piensa en nosotros porque somos importantes para Él. Yo no sé si a usted esto le trae paz a su corazón, pero a mí me trae paz saber que tengo un Dios que conoce cada una de mis necesidades, de mis pensamientos, cada detalle de mi vida. ¿Por qué Dios es así? Porque nos ama. Una de las grandes formas en que una persona puede mostrarle a otra persona que le ama, es interesándose por su vida, sus asuntos y sus necesidades. Cuando alguien se acerca a nosotros para preguntarnos acerca de nuestra vida y nuestras necesidades, nos sentimos importantes, valorados y cuidados. De la misma forma ocurre entre Dios y nosotros. ¡Dios nos ama tanto que se interesa por cada detalle de nuestra vida! Y tengo que aclarar algo sumamente importante de esto: Dios ha decidido interesarse por cada ser humano, sin importar si el ser humano se ha interesado por Él. Dios ama incondicionalmente a cada ser humano, y se interesa por su vida.
Juan Wesley, fundador del movimiento metodista, llamó a este tipo de amor incondicional de Dios gracia previniente. Wesley decía que este amor incondicional de Dios era previniente porque era un amor que venía antes de que el ser humano le amara a Él. Es un amor que viene antes, o sea, previniente. Esto es verdadero amor incondicional, que Dios haya decidido amar a los seres humanos antes de que ellos decidieran amarle a Él. Este amor es liberador y sanador, porque muchos de nosotros cuando decidimos amar a Dios con nuestra vida y aceptar a Jesús como nuestro Salvador, descubrimos que ya Dios nos amaba antes a nosotros. Y no solo nos amaba, sino que había estado con nosotros desde el inicio de nuestra vida. La gracia previniente de Dios refleja la naturaleza de Dios: desde antes de nuestro nacimiento Dios nos ama.
La gracia previniente tiene una consecuencia fundamental para los seres humanos: no tenemos que ganarnos el amor de Dios, solo aceptarlo. Ya Dios nos ama, y nada de lo que hayamos hecho, estemos haciendo y hagamos, hará que Dios nos deje de amar. Este tipo de amor también es conocido como amor ágape, un amor que se entrega sin esperar nada a cambio. La gracia previniente y este amor ágape en ocasiones son difíciles para manejar para los seres humanos. En muchas ocasiones los seres humanos queremos ganarnos el amor de Dios, y comenzamos a hacer cosas para que Dios nos ame, de la misma forma en que hacemos cosas para que nuestros padres, parejas o amistades nos amen. Cuando hacemos esto no estamos entendiendo la naturaleza de Dios. No estamos entendiendo lo que significa la gracia de Dios. Buscamos impresionar a Dios, para recibir su amor. “Nos portamos bien” como una forma de ser dignos del amor de Dios. Dios no funciona como los seres humanos funcionamos. El amor de los seres humanos es condicional, el de Dios es incondicional.
Hay dos formas de reaccionar a la gracia previniente de Dios: rechazarla o aceptarla. Rechazarla es no hacer caso a Dios y a su amor, o querer ganar el mismo. Cuando aceptamos la gracia de Dios, lo único que hacemos es agradecerle ese amor de parte de Dios y ser instrumentos de ese amor a otras personas. Cada vez que esta iglesia recibe a cualquier persona como una persona digna del amor de Dios, está siendo un instrumento de la gracia previniente. Cada vez que usted valora a las personas, y se interesa por ellas, usted es un instrumento de la gracia de Dios. ¿Estás luchando por ganar el amor de Dios? ¿Estás intentando impresionar a Dios? ¿Estás valorando a todas las personas como hijos amados e hijas amadas de Dios? Dios nos conoce, se interesa por nosotros y nos ama, porque esa es su naturaleza. El amor de Dios es un regalo para nosotros hoy.
Los versos 7 al 12 nos muestran lo que conocemos como omnipresencia de Dios: Dios está en todas partes.
¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
¡Jamás podría huir de tu presencia!
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
si desciendo a la tumba, allí estás tú.
9 Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
si habito junto a los océanos más lejanos,
10 aun allí me guiará tu mano
y me sostendrá tu fuerza.
11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12 pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
No hay lugar en esta tierra en donde podamos huir de la presencia de Dios. Nadie puede esconderse de Dios. Esta omnipresencia de Dios puede verse de dos maneras. Una opción es ver a Dios como un Dios-policía que está buscándonos para señalarnos nuestros errores. Como Dios está en todo lugar, no hay lugar en donde podamos escondernos para evitar el juicio de Dios. Ver a Dios de esta forma es muy triste, y lo único que trae es ansiedad. Por otro lado, la omnipresencia de Dios puede verse de forma esperanzadora. Como Dios está en todo lugar, no hay un lugar en donde la presencia y el amor de Dios no puedan llegar. Aunque nos escondamos ante Dios, allí en nuestro escondite Dios llega para recordarnos una simple y poderosa verdad: Te amo. Una de las formas en que Dios hace uso de su omnipresencia, es que cuando estamos sufriendo en soledad, ya sea porque nos aislamos voluntariamente o porque no tenemos gente cerca para recibir apoyo, hasta ese lugar llega el amor de Dios. Dios nos busca en donde estemos, y nos recuerda que nos ama.
La omnipresencia de Dios es esperanzadora, principalmente para los seres humanos que hemos conocido el amor de Dios, y nos hemos alejado de Él. Aunque queramos alejarnos de Dios, nunca lo vamos a lograr. Dios no se cansará de buscarnos, hasta encontrarnos y decirnos que nos ama. ¿Estás sufriendo en soledad? ¿Te has aislado? ¿Te han aislado? ¿Sientes que estás solo/a? ¿Estás huyendo de Dios? No hay lugar en donde podamos huir de la presencia y el amor de Dios. Dios te ama, y hoy te lo recuerda: Eres mi hijo amado, eres mi hija amada.
Si Dios es omnisciente y omnipresente, ¿Cuál es la única alternativa que tenemos los seres humanos ante Dios? Rendirnos ante Él, aceptar su amor incondicional y descansar en su cuidado para con nosotros. Los versos 23 y 24 recogen la respuesta del salmista ante la grandeza divina:
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
y guíame por el camino de la vida eterna.
Los versos 23 y 24 son la mejor respuesta que el ser humano le puede dar a Dios: “Tú eres Dios, y yo no”. Estos últimos versos son una declaración de humildad ante Dios: “Tú eres el grande, yo soy el que te necesito.” “Como tú eres el grande: examíname, pruébame, señálame y guíame. Te entrego mi vida, y descanso en ti.”
No podemos evitar la gracia de Dios, ni huir de ella. Dios decidió crearte, conocerte, buscarte y cuidarte. La única opción que tenemos ante este amor es aceptarlo. Hoy es tu oportunidad de rendirte ante Dios, aceptar su amor incondicional y descansar en su cuidado para contigo. Hoy es la oportunidad de decirle: Tú eres Dios.
Ese Salmo es uno de mis favoritos. Me rindo ante Su amor y Su gracia. Maravilloso mensaje. DTB, Titi Aida
Tremendo mensage ministra de manera hermosa
No hay pensamiento que se esconda de Dios Dtb