Hebreos 12:1-2
Desde muy pequeño aprendí un corito que la sociedad de hombres de nuestra iglesia nos lo recuerda continuamente: Vamos escalando peldaños.
Vamos escalando peldaños
vamos llevando la cruz
sigamos el camino angosto
que con Cristo es mucho mejor
Ya viene la recompensa
ya no voy a llorar
tengo a Cristo en mi vida
y por eso puedo escalar
A veces me siento débil
ya no puedo escalar
alzo mis manos al cielo
viene Cristo y fuerzas me da
Ya viene la recompensa
ya no voy a llorar
tengo a cristo en mi vida
y por eso puedo escalar
¿Cuántos nos podemos identificar con el mismo? Sin duda la vida es en ocasiones como una montaña alta que debemos escalar si queremos sobrevivir. Esa cuesta se ha intensificado en los pasados meses con esta pandemia. La gran mayoría nos sentimos cansados de este nuevo estilo de vida que nos distancia unos de otros. Sin embargo, quedarnos a mitad de camino no es una opción, hay que seguir escalando; pero de forma inteligente, solo con lo necesario. Mientras más livianos viajemos, menos pesado será el viaje.
Estuve verificando lo esencial para escalar montañas y me encontré con una lista de diez cosas:
- Mapa
- Compás
- Gafas
- Bloqueador solar
- Ropa
- Linterna
- Fósforos
- Kit de primeros auxilios
- Navaja
- Comida
Para escalar montañas no se puede llevar una maleta de vacaciones, sino una mochila de sobrevivencia. En esa mochila sobre puede estar lo esencial y, aunque difícil, hay que tomar decisiones que cuáles cosas vamos a dejar. Hay que establecer prioridades. Aunque haya cosas que no parecen ser pesadas, cuando las cargamos por horas o días, ese pequeño peso hace la diferencia y nos afectará para llegar a la meta.
Les pregunto, ¿qué llevamos en nuestra mochila de la vida? ¿Todo lo que llevamos es esencial? ¿Hemos realizado un listado de prioridades? ¿Habrá cosas que parecen no ser pesadas, pero que nos están haciendo peso porque las hemos llevado por demasiado tiempo?
No quiero sonar fatalista, sino realista, pero en ocasiones pensamos que duraremos ochenta años y que moriremos según lo hemos planificado. Sin embargo, la vida no funciona así. Sabemos dónde y cuándo nacemos, pero no dónde o cuando moriremos. Nuestra muerte nos puede tocar pronto, y si fuera el caso, ¿qué llevamos en nuestra mochila? ¿Cómo estamos viajando? ¿Ligero o pesado? ¿Cuáles son nuestras prioridades? ¿Qué se está llevando lo mejor de nuestras energías, tiempo y dinero? ¿Cómo estamos viviendo? ¿Estamos experimentando la plenitud y calidad de vida aquí y ahora?
Buscando en las Escrituras algún texto relacionado con todo esto, me encontré con Hebreos 12:1-2:
Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe.
Tres cosas llamaron mi atención de este texto: quitémonos todo peso que nos impida correr, corramos con perseverancia y pongamos la mirada en Jesús. Aunque hay mucho más que decir de cómo escalar las montañas de la vida, aquí tenemos tres buenas recomendaciones: quitar peso, perseverancia y enfoque.
Hace unos días leí una cita que dice: “La mejor manera de organizar tus cosas es deshacerte de la mayoría de ellas.” Durante todos estos meses he tenido la oportunidad de reflexionar acerca de mi vida, prioridades y planes futuros. Estaría horas compartiendo mis reflexiones, pero les comparto una: he dejado de compararme con otros pastores e iglesias. Por los pasados años me he estado comparando mucho, y aunque he aprendido mucho, las redes sociales se han convertido en una carga pesada para mí cuando lo que hago es mirar todo lo que me falta por crecer o hacer, o nos falta por crecer o hacer como iglesia. En estos meses he sido libre de ese peso por la gracia de Dios y me siento liviano. He aprendido que no podemos estar comparándonos tanto con otros, sino con nosotros mismos: ¿somos mejores que ayer? ¿hemos tenido progreso como personas e iglesia? Si la contestación es sí, eso es suficiente. Esto no es una competencia, nunca lo ha sido, y creo que por fin lo estoy entendiendo. Me estoy deshaciendo de la comparación y estoy añadiendo a mi mochila la aceptación. ¿Qué peso debes quitar de tu mochila? ¿Qué debo añadir que sea más liviano?
Esto es un ejemplo de lo que vamos a hacer en estas próximas semanas: revisar nuestra mochila, ver qué podemos sacar y añadir algo más liviano. ¿Quieren saber la lista de las cosas que vamos a quitar y poner en nuestra mochila? Vamos a quitar rencor y añadir perdón; quitaremos soledad y añadiremos conexión; quitaremos descuido y añadiremos autocuidado; quitaremos mañana y añadiremos presente; quitaremos juicio y añadiremos amor; quitaremos quejas y añadiremos gratitud; quitaremos trivialidad y añadiremos transcendencia; quitaremos mentira y añadiremos honestidad.
Hebreos también nos dice otras dos recomendaciones: perseverancia y enfoque. Escalar montañas no es una carrera rápida, sino una inteligente. Michael Lanza[1], escalador profesional lo dice así:
Escalar es un deporte de resistencia, no una carrera: marca un ritmo que puedas mantener durante horas en lugar de un ritmo que te mantenga al límite, lo que te fatigará mucho más rápido. Camina a un ritmo, especialmente cuesta arriba, en el que no estés empujando tu frecuencia cardíaca o respiratoria hacia la zona roja; deberías poder mantener una conversación sin jadear. En ascensos difíciles, detente para tomar un respiro de 30 segundos cuando sea necesario; incluso los descansos breves pueden proporcionar un grado sorprendente de recuperación física.
Me pregunto, ¿queremos ir más rápido de lo que nuestro cuerpo, mente y espíritu puede hacerlo? Si queremos llegar a la meta, hay que regular la velocidad y poner el énfasis en la perseverancia y no la rapidez.
Por último, enfoque. Hebreos nos dice que nos enfoquemos en Jesús. Hay mucha gente buena a nuestro alrededor, incluyendo líderes religiosos o políticos a quiénes admiramos e invertimos tiempo en ellos y ellas. También hay líderes a quiénes no admiramos, pero que pasamos demasiado tiempo criticando. ¿Por qué no enfocarnos mejor en Jesús como nuestro modelo a seguir, la meta por alcanzar? Escalar requiere enfoque, y quizás es necesario escuchar un poco menos a otras personas y escuchar más a Jesús por medio de las Escrituras y la oración.
¿Qué llevamos en nuestra mochila de la vida? ¿Todo lo que llevamos es esencial? ¿Hemos realizado un listado de prioridades? ¿Habrá cosas que parecen no ser pesadas, pero que nos están haciendo peso porque las hemos llevado por demasiado tiempo? Te invito a revisar tu mochila, mientras recuerdas las tres recomendaciones de hoy: quitar peso, perseverancia y enfoque.
[1] https://thebigoutside.com/10-tricks-for-making-hiking-and-backpacking-easier/