Juan 15:1-17, 1 Pedro 2:1-11
Estamos viviendo un momento único en nuestra historia.
La vida nos ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos. Nuestros niveles de ansiedad han aumentado ante lo que es una amenaza de real. A nuestra mente vienen muchas preguntas, siendo quizás la más común: ¿qué pasará? Les tengo dos respuestas a esta pregunta. La primera es una muy sencilla: nadie sabe lo que va a pasar; estamos en el terreno de la incertidumbre. Sin embargo, también tengo otra respuesta: lo vamos a lograr. Este momento pasará, y tarde que temprano, este momento nos ayudará a crecer como seres humanos y como cristianos. Esta no es la primera vez en la historia que el mundo se ha enfrentado a un escenario complicado e incierto, y aquí estamos. Nuestros antepasados lo lograron. Por lo tanto, quisiera invitarles a que comenzáramos a decir la siguiente frase en nuestra mente y a quiénes nos rodean: lo vamos a lograr.
Pastor, ¿cómo lo vamos a lograr? Siendo piedras vivas. ¿Qué significa esto? Permítanme leer 1 Pedro 2:4-5,9:
Ustedes son piedras vivas que Dios está usando para construir un templo espiritual. Por lo tanto, acérquense a Jesucristo, pues él es la piedra viva que la gente despreció, pero que Dios eligió como la piedra más valiosa. Además, ustedes son sacerdotes especiales, y por medio de Jesucristo le ofrecerán a Dios los sacrificios que a él le agradan….Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.
Antes de explicar el texto, quiero compartir cuando se escribe esto. Con mucha posibilidad lo escribe Pedro, en un momento en que la iglesia era perseguida por Nerón en el año 67. Quizás la pudo escribir un discípulo de Pedro en el año 90, bajo también unas condiciones de persecución bajo el emperador Domiciano. En palabras sencillas, la iglesia estaba siendo perseguida, y con mucha probabilidad no podían dar sus cultos en un templo, sino en hogares o lugares escondidos. ¿Se les parece a algo? Bajo un tiempo de angustia, en el que la iglesia no podía reunirse como de costumbre por miedo a morir o ser torturados, Pedro les dice que sean piedras vivas.
¿Qué significa ser piedras vivas? Desde la antigüedad el templo ha sido símbolo de la presencia de Dios. Sin embargo, no necesariamente lo que ocurría dentro del templo era lo correcto; había corrupción religiosa. Y por eso llego Jesús hace dos mil años y les dijo que ese templo que representaba la presencia de Dios seria destruido y reemplazado por un nuevo templo: Jesús mismo sería el nuevo templo. La mejor expresión y manifestación de la presencia de Dios sería Jesús mismo.
“Yo derribaré este templo hecho por la mano del hombre, y en tres días levantaré otro sin la intervención humana.” Marcos 14:58
En adición, Jesús nos dijo que al morir recibiríamos el Espíritu Santo o su presencia. En efecto, cuando Jesús muere, la estructura física llamada templo es reemplazada por un nuevo templo espiritual: quienes seguimos a Jesús.
¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos? 1 Corintios 6:9
Jesús es el fundamento, o la piedra más importante de la construcción del nuevo templo espiritual que somos nosotros. Por eso Pedro dice:
Ustedes son piedras vivas que Dios está usando para construir un templo espiritual. Por lo tanto, acérquense a Jesucristo, pues él es la piedra viva que la gente despreció, pero que Dios eligió como la piedra más valiosa.
Por eso el verso 7 dice:
La piedra que rechazaron los constructores del templo es ahora la piedra principal.
Jesús puso el fundamento del nuevo templo espiritual, es la piedra viva o la piedra más importante de la construcción de este nuevo templo espiritual. ¿Qué nos quiere decir esto a nosotros hoy? Que, al igual que sucedió en el tiempo en que se escribe esta carta, una de las formas en que la iglesia puede superar estos tiempos difíciles, es recordando que el templo físico no es la iglesia. La iglesia son todas las pequeñas piedras vivas que buscan estar cerca de la piedra principal, que es Cristo Jesús. Vamos a lograr superar este tiempo al acercarnos a Dios y permitirle que su presencia habite en nosotros y transforme nuestros miedos en paz. Somos invitados a ser piedras que están vivas porque están conectadas con Dios, y esa presencia de Dios lo cambia todo.
Durante la semana hemos practicado esto, a pesar de no poder congregarnos físicamente. Cada mañana a las 9:00am nos conectamos por Facebook live y experimentamos la presencia de Dios que transforma nuestras vidas. En esos encuentros con Dios su paz nos inunda. Uno de los textos bíblicos que más me ha transformado ha sido el que leímos el sábado en el Salmo 62:1 que dice: Solo en Dios halla tranquilidad mi alma. Por medio de la oración, la lectura de la Biblia y la adoración, podemos encontrar tranquilidad para nuestras almas. No necesitamos un templo físico para encontrarnos con Dios y ser transformados, nosotros somos ese templo. Nuestros hogares son ese templo, y allí está Dios con nosotros.
Frances Fournier, una de nuestras miembros, me envió la siguiente reflexión escrita por Chonda Pierce que dice así:
No podemos decirle al viento que deje de soplar, pero nos podemos sostener de aquél quien creó el viento. No podemos cambiar la fobia y el miedo que surge en nosotros, pero cuando aparece nos podemos refugiar en nuestra casa, la que construimos con herramientas como: “confiar en Dios” y “la Paz y el consuelo que el Espíritu Santo trae a nuestras vidas”. Entonces no tenemos que sentir miedo. Algún día estaremos con El de nuevo y no habrá miedo, hasta entonces debemos seguir construyendo una casa más fuerte donde Jesús viene y reposa con nosotros para que no tengamos que tener miedo. Sin Dios, nos sentimos incompletos, con Él, somos completos.
Este momento histórico lo vamos a superar siendo el templo espiritual en donde habita la presencia de Dios. Siendo piedras vivas que albergan a quién nos trae plenitud de vida.
Ahora bien, Pedro no se queda solamente con la imagen del templo espiritual, sino que afirma:
Además, ustedes son sacerdotes especiales, y por medio de Jesucristo le ofrecerán a Dios los sacrificios que a él le agradan…Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho. (TLA)
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. (RVC)
En la antigüedad (y todavía hoy), los sacerdotes eran intermediarios entre Dios y el ser humano; representaban la presencia de Dios en el mundo, eran los embajadores de Dios. Con la muerte de Jesús, cada creyente se convierte ahora en un sacerdote que tiene la misión de ser intermediario entre Dios y el ser humano. Somos sacerdotes unos de otros. Unos a otros nos ayudamos a experimentar la presencia de Dios. Pedro resalta que una forma de ser sacerdotes es anunciando las maravillas que Dios ha hecho.
Esta semana ha sido una especial, porque a pesar de que no nos hemos podido ver, hemos estado conectados unos con otros; hemos sido sacerdotes unos de otros. Las llamadas y mensajes no han faltado. El cuidado no ha faltado. El viernes tuvimos una mini reunión algunos líderes de la iglesia y fue hermoso escuchar sus voces. Nos necesitamos unos a otros. A pesar del rol que los pastores ejercemos para cuidar a la congregación, este esfuerzo es colectivo. Lo vamos a lograr en la medida en que todos seamos sacerdotes unos de otros; en la medida en que nos animemos y cuidemos unos a otros. La soledad es dura cuando no la escogemos y se nos impone. Por eso es importante que el distanciamiento social no se convierta en un aislamiento total. Nilda Lagares me dijo el viernes, que esto es un tiempo para desconectarnos de la rutina, pero no de Dios ni del prójimo.
Ahora bien, necesitamos ser sabios y usar la tecnología para bendecir. Algunas personas están usando la tecnología para traer más miedo. Incluso, personas que se identifican como ministros, apóstoles, profetas o pastores. No es tiempo para compartir información que aumente la ansiedad. Si la información que nos llega no añade, sino que quita, no la comparta por favor. Cuidado con escuchar y compartir videos y reflexiones irresponsables. La iglesia no está para eso, sino por el contrario, para testificar del amor y cuidado de Dios para con todos. Es un tiempo para ser instrumentos de bendición unos para otros, y en especial para quienes no tienen iglesia y están buscando paz en la tormenta. Usa lo que tienes en tus manos para alcanzar a otros, testificar acerca de la bondad de Dios.
Hace poco más de un año, en un culto de despedida de año hubo una dinámica en un culto, en el que todos tomamos una piedra que decía algo. Heidy y yo escogimos una que decía: FE. La misma ha estado en nuestro cuarto desde entonces. Esta piedra me hace pensar en lo que significas ser piedras vivas en este momento: cada uno de nosotros, desde nuestras casas es parte del gran templo espiritual. Como piedras vivas nos acercamos a Dios para recibir su paz y somos instrumentos unos a otros para cuidarnos. En nuestro caso, hoy en nuestra familia recordamos que al encontrarnos con Dios recibiremos fe para enfrentar este tiempo, y a la misma vez, seremos portadores de esa fe a otros. ¿Qué tal si todos hacemos ese compromiso de ser piedras vivas? ¿Podemos buscar una piedra en nuestra casa y escribirle lo que queremos recibir de Dios y compartir con otros esta semana?
Si ustedes se mantienen unidos a mí, yo me mantendré unido a ustedes. Ya saben que una rama no puede producir uvas si no se mantiene unida a la planta. Del mismo modo, ustedes no podrán hacer nada si no se mantienen unidos a mí. El discípulo que se mantiene unido a mí, y con quien yo me mantengo unido, es como una rama que da mucho fruto… Les digo todo esto para que sean tan felices como yo. 12 Y esto es lo que les mando: que se amen unos a otros, así como yo los amo a ustedes. (Juan 15)