Una de las imágenes que la iglesia ha escogido para explicar lo que somos como iglesia, y lo que queremos ser, es la del árbol. Por medio del árbol podemos entender la necesidad de tener raíces bien profundas (que representan nuestra conexión con Dios) y sus brazos/ramas hacia el cielo (que representan nuestros frutos de servicio). Soñamos que esta iglesia sea un árbol. Por eso distribuimos una libreta de oración que nos recuerda esta meta, y nos recuerda las disciplinas espirituales que podemos practicar para conectarnos con Dios y dar frutos de servicio al prójimo.
El texto bíblico que hemos escogido para el año nos ayuda a precisamente vernos como un árbol:
Bienaventurado el hombre
que no anda en compañía de malvados,
ni se detiene a hablar con pecadores,
ni se sienta a conversar con blasfemos.
2 Que, por el contrario,
se deleita en la ley del Señor,
y día y noche medita en ella.
3 Ese hombre es como un árbol
plantado junto a los arroyos:
llegado el momento da su fruto,
y sus hojas no se marchitan.
¡En todo lo que hace, prospera.
-Salmo 1:1-3
Es interesante que este salmo afirme que quienes se deleitan en la ley del Señor, y día y noche meditan en ella, son entonces como árboles plantados juntos a los arroyos, llegado el momento dan su fruto y sus hojas no se marchitan. Dicho de otra forma, el deleitarnos y meditar en las escrituras bíblicas nos conecta con Dios y nos permite dar frutos de servicio al prójimo. Nuestra meta de ser árboles “con raíces bien profundas y sus brazos hacia el cielo” está directamente relacionada con el estudio de la Biblia.
¿Cómo el deleitarnos y meditar en las escrituras bíblicas nos lleva a ser árboles bien plantados? Entre muchas respuestas, hoy solo quiero abordar una: las Escrituras nos muestran a Jesús, y nos transforman para ser más como Él. El fin de todas las disciplinas espirituales es transformarnos para ser como Jesús. La Biblia lo hace en la medida en que transforma nuestros pensamientos, actitudes y conductas, ayudándonos así a dejar la vieja vida, y por el contrario movernos a la nueva vida en Cristo. Efesios 4:22-24 dice:
21 Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, 22 desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. 23 En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. 24 Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo.
Esta nueva serie nos ayudará a precisamente ser árboles plantados: imitadores y seguidores de Jesús. ¿Cuántos quieren ser como Jesús? Esta serie tendrá tres partes principales: lo que es la Biblia, lo que puede hacer en nosotros y cómo podemos estudiarla. Hoy comenzaremos con lo que la Biblia es.
Si alguien me pregunta qué es la Biblia, yo le contestaría con un texto bíblico, Juan 3:16-17:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
La Biblia es la historia de cómo Dios ha amado al ser humano y ha querido salvarle. De tapa a tapa lo que vemos es un Dios que se acerca al ser humano para sanarle, transformarle y ofrecerle una mejor vida. Es por esto que la Biblia nunca ha tenido el propósito de condenar o alejar a la gente de Dios, sino de ofrecerle oportunidades para conectarse con Él. Ahora bien, no siempre es tan fácil entender cómo la Biblia presenta a este Dios de amor que busca salvar al ser humano. Por tanto, a la hora de estudiar la Biblia hay que tener presente varias cosas.
Primero, la Biblia contiene una dimensión divina y una humana. Es la palabra de Dios escrita en palabras humanas. Fue escrita por aproximadamente 40 personas en un período de 1500 años. Desde el año 2,000 antes de la era cristiana (a.e.c.) un pueblo llamado Israel comenzó a tener experiencias con un Dios llamado Jehová que quiso relacionarse con ellos. Pero no fue hasta el año 587 a.e.c. que esas historias se comenzaron a escribir. Pasaron cientos de años desde que sucedieron hasta que se plasmaron en un escrito. Todo ese tiempo hubo una transmisión oral de esas historias. ¿Por qué se escriben del 587a.e.c. en adelante? Porque en ese momento pensaban que iban a morir en Babilonia, y querían dejarle un legado a las nuevas generaciones.
¿Creen que las personas que escribieron en el 587a.e.c. recordaban todos los detalles de lo que ocurrió cientos de años atrás? No necesariamente. Quienes escribieron querían dejar plasmada la esencia de esa relación con Dios. Esto es en el caso de lo que llamamos Antiguo Testamento, que es la primera mitad de la Biblia, cuando Jesús todavía no había nacido. Cuando Jesús nace, muere y resucita, quienes escriben su historia lo hacen dentro de un período más corto, entre 20 y 70 años. Igual que los escritores anteriores, escribieron porque comenzaron a morirse y querían contar la historia de Jesús.
Quienes escribieron no necesariamente recibieron una visita de un ángel que le fue dictando cada palabra. Estas personas fueron inspiradas por Dios pero escribieron desde su humanidad, interpretando a Dios desde sus limitaciones humanas. Esas limitaciones humanas incluyen su entendimiento de que la tierra era plana, su visión de un Dios bélico, la aceptación de la esclavitud y el maltrato hacia las mujeres y los niños. Al entender y aceptar la dimensión humana de la Biblia evitamos caer en dos acercamientos que no son saludables: la inerrancia y el literalismo. La inerrancia es creer que la Biblia no tiene errores, y el literalismo es aceptar cada palabra de la Biblia sin interpretarla.
Todo esto nos lleva a afirmar el segundo punto: la Biblia se interpreta. Cuando se lee la Biblia, hay que hacerle varias preguntas: ¿Quién escribió? ¿Cuándo escribió? ¿Dónde escribió? ¿A quién escribió? ¿Cómo escribió? ¿Cuál es el mensaje que le quiso llevar a las personas de esa época? ¿Cuál es el mensaje que nos quiere traer a nosotros hoy? Una forma de interpretar la Biblia es entendiendo el detrás, dentro y delante[i] del texto bíblico. Detrás es el contexto en que se escribió (quién, cuándo, dónde, a quién), dentro es el cómo se escribió (géneros literarios, traducciones, gramática, redacción) y delante es el mensaje que tiene para nosotros hoy o la aplicación.
Les doy un ejemplo. Jesús dijo en Marcos 9:43 lo siguiente:
A cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo arrojaran al mar.43 Si tu mano te lleva a pecar, córtatela. Es mejor que entres en la vida manco, y no que entres con las dos manos y que vayas al infierno, al fuego que nunca se apaga.
¿Quiere Jesús que nos cortemos las manos? El detrás del texto incluye que en esa época los niños no tenían valor. El dentro del texto nos hace mirar los versos anteriores en los que Jesús está invitando a la gente a recibir a los niños, y para esto utiliza una hipérbole o exageración para invitar a la gente a no ser un obstáculo o tropiezo para que los niños lleguen a Jesús. El delante del texto es una invitación a recibir a los niños y cualquier persona que no tiene valor para la sociedad, y no ser piedra de tropiezo.
Las palabras de Jesús nos llevan precisamente a nuestro tercer y último punto: Jesús es la Palabra de Dios. Juan 1:1 dice:
En el principio ya existía la Palabra.
La Palabra estaba con Dios,
y Dios mismo era la Palabra.
Nosotros somos cristianos porque creemos que la revelación de Dios para el ser humano vino de forma perfecta a través de Jesucristo. Toda la Biblia gira alrededor de Jesucristo. Nadie es más importante en la Biblia que Jesús porque nadie más es Dios. Por eso Juan 5:35-39 dice:
Juan era una antorcha que ardía y alumbraba, y por algún tiempo ustedes quisieron regocijarse en su luz. 36 Pero yo cuento con un testimonio mayor que el de Juan, y son las obras que el Padre me dio para que las llevara a cabo. Las obras mismas que yo hago son las que dan testimonio de mí, y de que el Padre me ha enviado. 37 También el Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz, ni han visto su aspecto, 38 ni tienen su palabra permanentemente en ustedes, porque a quien él envió ustedes no le creen. 39 Ustedes escudriñan las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen la vida eterna; ¡y son ellas las que dan testimonio de mí!
Justo González lo dice de otra forma:
La Biblia es “palabra de Dios” porque mediante la acción del Espíritu Santo nos lleva a la Palabra de Dios, Jesucristo…las palabras de la Biblia nos transforman conforme a la imagen de Jesucristo…
Las palabras más importantes de la Biblia son las de Jesús. Esto quiere decir que toda la Biblia se pasa por el filtro de Jesús y su mensaje de amor, paz y justicia. Si algo de lo que está escrito en la Biblia no pasa por el filtro de Jesús, eso no es “palabra de Dios.” Les doy un ejemplo.
En el Antiguo Testamento se presenta a la mujer como una propiedad del hombre. Éxodo 20:17 dice:
No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que le pertenezca.
Un padre podía vender a su hija como esclava:
Cuando alguien venda a su hija como sierva, ella no saldrá libre como suelen salir los siervos. Éxodo 21:7
Luego Pablo afirma lo siguiente en 1 Corintios 14:34:
…en la congregación las esposas deben guardar silencio, porque no les está permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
Sin embargo, en los evangelios se nos dice que las mujeres tenían otro rol muy diferente:
Y poco después, El comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios; con El iban los doce, 2 y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 y Juana, mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos. Lucas 8:1-3
En la crucifixión las mujeres estuvieron presentes:
55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndolo. Mateo 27:55
Así también en la resurrección:
Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María vinieron a ver el sepulcro. Mateo 28:1
Para Jesús las mujeres tenían igual valor que el hombre, no eran menos. Ese es nuestro estándar y criterio a la hora de interpretar el valor de las mujeres.
Le repito las tres enseñanzas de hoy:
- La Biblia tiene una dimensión humana y una divina
- La Biblia se interpreta
- Jesús es la Palabra de Dios
A lo largo de mi jornada de fe he leído muchos libros. Esta es una foto de mi oficina. En adición tengo libros en mi casa y en formato electrónico. Por los pasados veinte años leo más de veinte libros al año. Pero nada me transforma como leer las escrituras bíblicas, y en particular, las palabras de Jesús. Es por eso que todas las mañanas leo la Biblia, y en especial las palabras de Jesús. Esta semana, luego de haber estado una semana fuera de mi casa y muy ocupado con mis estudios, decidí leer la Biblia por lo menos una hora todos los días y meditar en ella. Eso me conectó con Dios y me orientó nuevamente. Me sentí como un árbol plantado con raíces bien profundas y los brazos hacia el cielo…Te invito hoy a deleitarte y meditar en cómo Dios ha amado al ser humano y le ha buscado para salvarle. Eso es la Biblia. – Severino Croatto: Herménutica Bíblica