Salmo 118
Hoy comenzamos la Semana Santa, tiempo de reflexión sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús. Hoy comenzamos una semana que buscar recordarnos la centralidad de Jesús en nuestra fe. No hay nada ni nadie más importante que Jesús. No es una semana para necesariamente hacer algo que no hacíamos antes y que no volveremos a hacer después. Durante esta semana recordamos a Jesús para aprender a ser como Él.
Esta semana tiene varios eventos importantes: Domingo de Ramos, día en que Jesús entra a Jerusalén y es recibido como rey, con palmas; Jueves Santo, día en que Jesús lava los pies de sus discípulos y celebra la última cena; Viernes Santo, día de su crucifixión; y Domingo de Resurrección. Hoy hablaremos del Domingo de Ramos, y lo todavía tiene que decirnos acerca de Jesús.
A diferencia de años anteriores, he decidido predicar sobre un salmo para explicar la experiencia de la entrada triunfal de Jesús. Los salmos serán el libro de la Biblia que estudiaremos los martes en nuestro culto de oración y discipulado, comenzando el martes 23 de abril. ¿Qué tiene que ver un salmo con el domingo de Ramos?
La palabra salmos se deriva del latín psalmi, que significa instrumento de cuerdas o la canción acompañada por ese instrumento. En el Nuevo Testamento se hace referencia a los Salmos como el libro de las “oraciones”. El libro de los Salmos es entonces un libro de alabanzas y oraciones. Estas alabanzas y oraciones son un diálogo entre Dios y el ser humano. En los Salmos vemos al ser humano presentando sus necesidades más profundas, y a la misma vez la respuesta de Dios a estas necesidades; son los cánticos del alma. Martín Lutero dijo que el libro de los Salmos era como una “Biblia en miniatura”. Es un resumen de la experiencia del ser humano con Dios, en el cual se presenta su historia con Dios, en donde se recuerdan las intervenciones divinas.
El salmo 118 es precisamente uno que recuerda la intervención de Dios en la vida del pueblo. Es un cántico de celebración, en donde una persona acude al templo para dar gracias por el amor eterno de Dios, porque Dios escuchó su oración. Ante esta acción de gracias el pueblo se unía al individuo, y respondía de igual manera. Es lo que se conoce como cántico antifonal. Es un salmo que incluye tanto el elemento individual como colectivo. El mismo se cantaba en las puertas del templo, a la entrada del mismo. Desde allí el pueblo se unía en una procesión para celebrar, reconocer, alabar y cantarle a Quién había sido bueno. Con esto en mente, les invito a leer el mismo.
¿Por qué usar este salmo el Domingo de Ramos? Porque los tres evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, lo citan en sus narrativas de la entrada triunfal a Jerusalén. Al hacer esto, los evangelistas están afirmando que lo que ocurrió en Jerusalén con Jesús fue muy parecido a lo que ocurrió en el Salmo 118. Los evangelistas afirman que la gente recibió a Jesús en las entradas de Jerusalén, símbolo del templo, para celebrarle, reconocerle, alabarle y cantarle. No solo cantaban dándole gracias por lo que había hecho, sino por lo que habría de hacer.
La gente afirmó su identidad mesiánica cuando dijeron el verso 26 del Salmo 118: “Bendito el que viene en el nombre de Jehová”. Jesús estaba entrando por las puertas de Jerusalén como el salvador, y por eso la gente dijo “¡Hosanna!”, que significa “sálvanos ahora”. Al igual que en Salmo 118, la gente hizo una procesión para cantar y celebrar a Jesús.
¿Qué significa entonces el Domingo de Ramos tomando como punto de partida el Salmo 118? Que hoy es un día para reconocer, celebrar, cantar y alabar a Jesús no solo por lo que ha hecho, sino por lo que hará. Recordamos sus obras y reconocemos su poder para seguir haciéndolas. Hoy es un día para por medio de nuestras alabanzas y cánticos afirmemos Quién es el Salvador del mundo. Hoy es un día para que:
Digan ahora los que temen a Jehová,
Que para siempre es su misericordia.
Desde la angustia invoqué a JAH,
Y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso.
Mi fortaleza y mi cántico es JAH,
Y él me ha sido por salvación.
No moriré, sino que viviré,
Y contaré las obras de JAH.
Te alabaré porque me has oído,
Y me fuiste por salvación.
Este es el día que hizo Jehová;
Nos gozaremos y alegraremos en él.
Bendito el que viene en el nombre de Jehová;
Desde la casa de Jehová os bendecimos.
Mi Dios eres tú, y te alabaré;
Dios mío, te exaltaré.
Alabad a Jehová, porque él es bueno;
Porque para siempre es su misericordia.
¿Cuáles son las razones por las cuales hoy puedes alabar a Dios? ¿Por qué das gracias hoy a Dios? ¿Cómo ha sido bueno en tu vida? ¿Qué ha hecho en tu vida? ¿Puedes decir hoy que para siempre es su misericordia? ¿Puedes afirmar que lo volverá a hacer en el futuro? Canta, reconócelo, alábalo y dale gracias, porque para siempre es su misericordia. En particular, alabémosle porque en tan solo una semana regresaremos a nuestro templo. ¿Por qué no hacemos una procesión y cantamos a las puertas del templo dándole gracias?