1 Corintios 12:4-26, Marcos 9:33-37
¿Alguna vez has intentado escribir con tu mano “no diestra”? ¿Cuán difícil ha sido? No hay duda que escribir con la mano “diestra” es más rápido y fácil. En ocasiones hemos escuchado que debemos conocer nuestras fortalezas y trabajar con nuestras debilidades. El ejercicio de escribir con la mano “no diestra” nos recuerda que debería ser lo contrario: conocer nuestras fortalezas y trabajar con las mismas. Hay debilidades que nunca se convertirán en fortalezas, y trabajar con las mismas en ocasiones puede ser una mala inversión. ¿Por qué no trabajar con nuestras fortalezas y mejorarlas aún más?
Nuestras fortalezas son aquellas cosas que hacemos bien y que podemos hacer aún mejor si las desarrollamos. Una fortaleza es la combinación de talento y esfuerzo. ¿Cuál es el beneficio de usar nuestras fortalezas? En la vida profesional o de trabajo nos ayuda a escoger una profesión o trabajo que podamos hacer con excelencia y así tener éxito. Si en la sociedad cada persona funcionara según sus fortalezas, todo sería distinto. Seríamos un gran equipo lleno de especialistas, personas que pueden ofrecer un servicio de calidad. Eso no tiene que ver necesariamente con grados académicos, aunque los mismos pueden ayudar mucho. Se trata de invertir nuestros recursos en lo que hacemos bien, para hacerlo aún mejor.
En la Biblia podemos encontrar esta estrategia de construir nuestras vidas sobre nuestras fortalezas. 1 Corintios 12:4-11 dice:
4 Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la fuente de todos ellos. 5 Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al mismo Señor.6 Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace la obra en todos nosotros.7 A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayudemos mutuamente. 8 A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sabios; a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial.9 A otro el mismo Espíritu le da gran fe y a alguien más ese único Espíritu le da el don de sanidad. 10 A uno le da el poder para hacer milagros y a otro, la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro se le da la capacidad de hablar en idiomas desconocidos, mientras que a otro se le da la capacidad de interpretar lo que se está diciendo. 11 Es el mismo y único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué don cada uno debe tener.
El verso 7 es para mí uno que recoge muy bien este enfoque de Pablo de construir sobre nuestras fortalezas, y quisiera leerlo en la versión Biblia del Peregrino:
A cada uno se le da una manifestación del Espíritu para el bien común.
Este verso nos afirma tres cosas. Primero, todos tenemos una capacidad especial, una fortaleza. Quizás no sabemos cuál es, pero la tenemos, es cuestión de descubrirla. Nunca dudemos si somos buenos en algo, porque lo somos. Segundo, esas fortalezas son un regalo de Dios. Si queremos ser buenos mayordomos de los que se nos ha regalado, no hay duda de que nos esforzaremos por desarrollar esas fortalezas. Sin embargo, hay que reconocer que esa fortaleza es un regalo de Dios.
Tercero, las fortalezas no se usan para el beneficio propio solamente, sino para el bien común. Las fortalezas se usan para ayudarnos mutuamente. En el caso de nuestra iglesia, las usamos para juntos cumplir nuestra misión de construir una comunidad cristiana en donde personas no cristianas y cristianas puedan conocer, amar y servir a Dios, y convertirse así en discípulos de Cristo. Las usamos para alcanzar nuestra visión de transformar vidas, la iglesia y la comunidad.
En una ocasión le preguntaron a Jesús si Él era el Mesías, quién iba a traer el Reino de Dios a la tierra. Jesús le contestó:
Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres se les anuncian las buenas noticias. Mateo 11:5
Nuestras fortalezas se usan para colaborar con Jesús para hacer real el reino de Dios en medio nuestro. Nuestras fortalezas son para el bien común. Una pregunta que nos hizo el Pastor Adam Hamilton en el instituto de liderazgo fue: ¿Cuánto se parece tu comunidad al reino de Dios? ¿Cómo tu iglesia está ayudando a que eso ocurra? El reino de Dios se hace real cuando usamos nuestra fortalezas para que nuestra comunidad se parezca más al reino de Dios. ¿Cómo es que podemos trabajar juntos para que esto ocurra? Los versos 12 al 26 nos ayudan a contestar esta pregunta:
Porque así como el cuerpo es uno solo, y tiene muchos miembros, pero todos ellos, siendo muchos, conforman un solo cuerpo, así también Cristo es uno solo.13 Por un solo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, tanto los judíos como los no judíos, lo mismo los esclavos que los libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. 14 Además, el cuerpo no está constituido por un solo miembro, sino por muchos.15 Aun cuando el pie diga: «Yo no soy mano, así que no soy del cuerpo», no dejará de ser parte del cuerpo. 16 Y aun cuando la oreja diga: «Yo no soy ojo, así que no soy del cuerpo», tampoco dejará de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato?18 Pero Dios ha colocado a cada miembro del cuerpo donde mejor le pareció.19 Porque, si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Lo cierto es que son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo puede decir a la mano: «No te necesito», ni tampoco puede la cabeza decir a los pies: «No los necesito». 22 En realidad, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios, 23 y a los que nos parecen menos dignos, los vestimos con mayor dignidad; y a los que nos parecen menos decorosos, los tratamos con más decoro, 24 Porque eso no les hace falta a los que nos parecen más decorosos. Pero Dios ordenó el cuerpo de tal manera, que dio mayor honor al que le faltaba, 25 para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros. 26 De manera que, si uno de los miembros padece, todos los miembros se conduelen, y si uno de los miembros recibe honores, todos los miembros se regocijan con él.
Los versos 21 al 23 nos resumen todo esto:
Lo cierto es que son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo puede decir a la mano: «No te necesito», ni tampoco puede la cabeza decir a los pies: «No los necesito». En realidad, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios…
La iglesia puede construir el reino de Dios y trabajar para el bien común cuando entendemos que no hay grandes ni pequeños, mejores ni peores, superiores ni inferiores. En aquella época había la creencia de que algunas capacidades especiales eran mejores que otras, y Pablo les invitó a tener cuidado de menospreciarse unos a otros, porque cada rol dentro del cuerpo era igual de importante. ¿A quién pudiéramos estar rechazando hoy? ¿A los niños, los jóvenes, los ancianos, los que tienen una condición especial? ¿A nosotros mismos quizás?
Marcos 9:33-37 afirma que en una ocasión Jesús le preguntó lo siguiente a sus discípulos:
«¿Qué tanto discutían ustedes en el camino?» 34 Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían estado discutiendo quién de ellos era el más importante. 35 Jesús se sentó, llamó a los doce, y les dijo: «Si alguno quiere ser el primero, deberá ser el último de todos, y el servidor de todos.» 36 Luego puso a un niño en medio de ellos, y tomándolo en sus brazos les dijo: 37 «El que recibe en mi nombre a un niño como éste, me recibe a mí, y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió.»
El niño no tiene solo un significado literal en las palabras de Jesús, sino simbólico. Los niños eran despreciados en aquella época, y Jesús dice que los despreciados, quienes parecen no tener valor, son los más importantes. Y que aquellos que nos creemos importantes debemos procurar ser servidores de todos. ¡Cuidado con decirle a alguien que no lo necesitamos!
Una de las experiencias más bonitas que Heidy y yo tuvimos en Kansas fue ver mucha gente mayor trabajando con tanta pasión. Nos impresionamos porque, en nuestra opinión, en Puerto Rico tendemos a inutilizarnos luego del retiro o la jubilación. Allí vimos todo lo contrario, gente disfrutando el poder ser parte de la misión de Dios en esa comunidad; aportando con sus fortalezas para construir el Reino de Dios. ¿Cuáles eran sus fortalezas? Proverbios 20:29 nos dice:
La gloria de los jóvenes es su fuerza; las canas de la experiencia son el esplendor de los ancianos.
La iglesia funciona mejor cuando cada uno de nosotros usa sus fortalezas. Cuando los ancianos usan su experiencia y madurez, y los jóvenes su fuerza y creatividad. Cuando los que saben enseñar, enseñan; los que saben cantar, cantan; los que saben escribir, escriben; los que saben orar; oran; los que saben leer, leen; los que saben abrazar, abrazan; los que saben aconsejar, aconsejan; los saben dar, dan; los que saben administrar, administran; los que saben servir, sirven; los que saben tener fe, tienen fe; los que saben sanar, sanan; los que saben evangelizar, evangelizan; los que saben discernir, disciernen; los que saben pastorear, pastorean; los que saben liderar, lideran; los que saben ser héroes anónimos, son héroes anónimos; los que saben visitar enfermos, visitan; los que saben predicar, predican; los que hablan lenguas, hablan; los que interpretan lenguas, interpretan; los que saben cocinar, cocinan; los que saben música, son músicos; los que saben reír, ríen; los que saben construir, construyen; los que saben dibujar, dibujan; los que saben pintar, pintan; los que saben limpiar, limpian; los que saben organizar, organizan; los que saben poner cables eléctricos, los ponen; los que saben de tecnología y computadoras, se hacen cargo de las computadoras; los que saben de arte gráfico, preparan los artes; los que saben manejar conflictos, los manejan; los que saben de deportes, hacen un torneo deportivo; los que saben coser, cosen; los que saben corregir, corrigen; los que saben dar la bienvenida, dan la bienvenida; los que saben cuidar bebés, cuidan bebes; los que saben enseñar a la niñez, enseñan a la niñez; los que saben de seguridad, nos cuidan; los que saben hacer poesía, hacen poemas; los que saben cuidar y dar seguimiento, cuidan; los que son artesanos, usan sus manos; los que saben contar, cuentan; los que saben cuidar animales, los cuidan; los que saben cuidar la naturaleza, la cuidan; los que saben ayudar, ayudan…
¿Cuáles son tus fortalezas? ¿Qué haces bien? ¿Cómo puedes aportar a construir el reino de Dios en Naranjito? Escríbelas en un papel. Hoy no te voy a pedir que uses la mano “no diestra”, sino la que mejor usas. Eres importante para esta iglesia, te necesitamos. No hay nadie como tú, eres único y única. Usa tus fortalezas.
Te invito a USAR TUS FORTALEZAS y llenar la hoja de servicio UBICATE 2018. En la misma seleccionarás cómo deseas servir en la iglesia y la comunidad el próximo año. Solo te tomará TRES minutos. ¡Si lo llenas recibirás un regalo! Haz click en el siguiente enlace: https://es.surveymonkey.com/r/528W2ML