Predicación 8 de abril de 2018
Génesis 1:1-2
Hoy comenzamos una serie de predicaciones que ha estado en mi corazón por mucho tiempo: La creación gime. ¿Por qué predicar acerca de la creación? Al comenzar el año, afirmamos que nuestro tema sería: Una comunidad viva. Nuestra meta para este año es Vivir como una gran familia que disfruta su conexión con Dios y da frutos de testificar, servir y dar al prójimo. Este año buscamos vivir la unidad con Dios y con el prójimo. Estamos haciendo un énfasis en las relaciones humanas y cómo la espiritualidad cristiana no se vive en soledad, sino en comunidad.
Ahora bien, no solo somos llamados a tener comunidad con los demás, sino con la creación. Desde el Génesis, Dios invitó al ser humano a cuidar y administrar la creación. La espiritualidad cristiana es una que valora la creación de Dios y busca vivir en armonía con ella. La creación no es menos importante que nuestro prójimo; de hecho, podemos decir que la creación es nuestro prójimo.
Muchos de los problemas que enfrenta el ser humano hoy día están directamente relacionados a una pobre relación con la creación. La forma en que tratamos a los animales, cómo construimos nuestros edificios, cómo cultivamos la tierra, lo que hacemos con la basura, cómo gastamos la energía, son temas que están en nuestros periódicos. Es imposible para el ser humano escapar de su responsabilidad de ser un buen mayordomo/administrador de la creación. Es por estas razones que por las próximas cuatro semanas hablaremos de los siguientes temas: los orígenes de la creación desde la Biblia, el rol de mayordomía del ser humano, y el descanso como respuesta a la explotación humana y de la creación, entre otros temas.
Cuando hablamos de la creación surgen dos preguntas clásicas: ¿Cómo puedes creer en la creación, cuando la ciencia ha demostrado que el universo tiene millones y millones de años? ¿Cómo es posible que creas en la evolución, cuando la Biblia dice que Dios hizo el mundo en seis días? Estas dos preguntas son muy válidas, pero ambas no toman en perspectiva un asunto mucho más importante acerca de la creación: la creación no se trata de cómo, sino de Quién. Más allá de invitarles a creer o no en la evolución, hoy hablaré que los relatos bíblicos se enfocan más en Quién creo todas las cosas, que en cómo fueron creadas.
El primero libro de la Biblia se conoce como el Génesis, que significa “principio” u “origen”. La meta del libro es explicar cómo comenzaron todas las cosas. Sin embargo, es importante entender cómo es que este libro logra esa meta. En primer lugar, es importante entender que quiénes escriben el Génesis son judíos, personas que más que tener un lugar de origen geográfico, son personas que creen en Jehová como único Dios. La Biblia nos dice que el primer hombre que creyó en Jehová fue Abraham. Según los historiadores, esto ocurrió alrededor del año 1900 a.C. Abraham vivía en Ur, ubicado al sur de Mesopotamia; bastante lejos de lo que hoy es Israel.
Allí en Ur, Abraham convivía con cientos de personas que creían lo mismo: no existe un dios, sino muchos. Cuando Dios se revela a Abraham, la propuesta de Jehová fue la siguiente:
Estableceré mi pacto contigo y con tus descendientes. Será un pacto perpetuo, y yo seré tu Dios y el de tu descendencia. 8 A ti y a tu descendencia les daré toda la tierra donde ahora habitas, la tierra de Canaán, como herencia perpetua, y yo seré el Dios de ellos. Génesis 17:7-8
El pacto que hace Abraham fue el de comenzar una nueva religión: una que creyera que solo existía un Dios, Jehová. Desde ese momento, la lucha del pueblo judío fue la de mantenerse creyendo en un solo Dios, y la de testificar a otros pueblos su fe. Una de las formas en que el pueblo judío dio testimonio de su fe fue a través de sus escritos. En un momento dado, cuando los judíos pensaban que iba a ser su fin como pueblo, comenzaron a escribir para que las nuevas generaciones recordaran su fe. Se cree que la mayor producción de escritos se dio para el año 587 cuando el pueblo judío se encontraba esclavo en Babilonia. Todas las historias que estaban pasándose de generación en generación por medio de la historia oral por más de mil años, ahora el pueblo las puso por escrito.
En esos escritos incluyeron a Abraham, Moisés, David y Salomón, entre otros. Pero una de las historias más importantes fue la de la creación:
Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra.
La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo,
y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
¿Por qué quisieron escribir acerca de la creación? Porque querían que las nuevas generaciones supieran que la creación no fue producto de muchos dioses, sino de uno solo: Jehová. En aquella época existían otros relatos de la creación creados por otros pueblos vecinos. Un ejemplo de los relatos que existían fue el de los sumerios o babilónicos, conocido como el Enuma Elish:
Cuando en la altura los cielos aún no estaban nombrados
y en lo bajo la tierra no tenía aún nombre
El Apsu primordial y procreador
y la tumultuosa Tiamat, madre de todos,
mezclaban indistintamente las aguas…
Ante la amenaza de que las nuevas generaciones creyeran que la creación había sido producto de otros dioses, los judíos escriben que “Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra”. Los judíos tomaron los relatos de la creación que existían en la época y los ajustaron a su fe, una monoteísta.
Entender esto es primordial a la hora de explicar la creación desde el cristianismo. La enseñanza (doctrina) de la creación desde el cristianismo no está interesada principalmente en explicar cómo se dio la creación, sino en afirmar Quién creó todas las cosas. Lo más importante es que creamos que detrás de la creación hubo un Dios que ordenó todas las cosas con un sentido. Es por esto que los cristianos necesitamos tener cuidado de dos errores muy comunes:
- Ignorar la ciencia y sus investigaciones que nos pueden ayudar a entender muchas cosas, porque la Biblia no fue escrita para ser un libro de ciencia sino un libro de fe. La Biblia no tiene el propósito de dar detalles específicos de cómo ocurrieron las cosas a la hora de la creación, sino de Quién las hizo. Tampoco somos llamados a creer todo lo que dice la ciencia, sino a no descartarla por completo.
- Caer en el literalismo: leer la Biblia sin tomar en consideración que la misma se interpreta con la ayuda de otras herramientas como el contexto, historia, símbolos, entre otras.
¿Quieren un ejemplo de cómo leer la Biblia sin descartar la ciencia y sin caer en el literalismo? En los primeros dos capítulos de Génesis no existe una historia de la creación, sino dos. El primer capítulo de Génesis describe el relato como uno en que creo todas las cosas y por último al ser humano, hombre y mujer:
Y Dios hizo animales terrestres según su género, y ganado según su género, y todo animal que repta sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno…26 Entonces dijo Dios: «¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza! ¡Que domine en toda la tierra sobre los peces del mar, sobre las aves de los cielos y las bestias, y sobre todo animal que repta sobre la tierra!» 27 Y Dios creó al hombre a su imagen. Lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó.
Luego en el segundo capítulo Dios primero crea al hombre, luego la tierra, los animales y la mujer:
Entonces, del polvo de la tierra Dios el Señor formó al hombre, e infundió en su nariz aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser con vida…8 Y Dios el Señor plantó un huerto en Edén, al oriente, y allí puso al hombre que había formado…Y así, Dios el Señor formó de la tierra todos los animales del campo, y todas las aves de los cielos, y se los llevó a Adán para ver qué nombre les pondría… Entonces Dios el Señor hizo que Adán cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una de sus costillas, y luego cerró esa parte de su cuerpo. 22 Con la costilla que sacó del hombre, Dios el Señor hizo una mujer, y se la llevó al hombre.
Ambas historias son incompatibles, en términos de cómo fue la creación; pero son compatibles en afirmar Quién estuvo detrás de todo: Jehová. Evitar el literalismo es aceptar que existen dos relatos y que nunca sabremos con total certeza cómo fue la creación detalle por detalle. ¿Incluyó millones de años y un proceso de evolución? Quizás. ¿Incluyó una creación parecida a la del Génesis? Quizás.
Lo importante es hacer lo que los cristianos de los primeros siglos hicieron cuando su gente luchaba con creer en otros dioses y en otras doctrinas falsas: afirmar su fe por medio de un credo. En este Credo de los apóstoles, la primera línea dice así:
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra…
La creación no se trata tanto de cómo, sino de Quién. El primer paso no es explicar la creación, sino creer en quién la hizo: Jehová. Creemos que no fue al azar, sino con un orden y propósito. Luego, podemos intentar describirla, pero dando paso a los misterios y siendo tolerantes ante lo que no podemos explicar. De hecho, somos llamados a algo más que creer y explicar: a ser responsables con la creación que Dios puso en nuestras manos. Eso lo veremos el próximo domingo.
Nota: Para esta serie de predicaciones estoy utilizando varios textos muy valiosos:
- González, Justo L. La creación: La niña de los ojos de Dios. Buenos Aires: Ediciones Kairós, 2015.
- Hamilton, Adam. Making sense of the Bible: Rediscovering the power of Scripture. New York: Harper Collins, 2014.
- López, Ediberto. Cómo se formó la Biblia. Minneapolis: Augsburg Fortress, 2006.
- Sleeth, J. Matthew. 24/6: A prescription for a healthier, happier life. Nashville: Tyndale, 2012.
- Sleeth, J. Matthew. Serving God, saving the planet. Grand Rapids, Michigan: Zondervan, 2012.