Marcos 13:24-37
Hoy comenzamos la temporada de Adviento, que cubre los cuatro domingos antes del día de Navidad. La palabra adviento significa llegada, por lo que Adviento es una temporada para celebrar que Dios llegó al mundo hace dos mil años por medio de Jesús, y que llegará otra vez para su intervención final, también conocida como la parusía o segunda venida. Ambos eventos, la encarnación de Dios y su regreso, necesitan celebrarse porque nos recuerdan que le servimos a un Dios que está con nosotros, y que lo seguirá estando en el futuro. Adviento es un tiempo de esperanza, un recordatorio que estamos en las manos de Dios.
¿Cuántas veces hemos olvidado que Dios está con nosotros? ¿Cuántas veces nos desanimamos al tener la percepción de que el mundo va a la deriva? ¿Cuántas veces hemos perdido la expectativa de que hay un Dios vivo que sigue actuando en el mundo? ¿Cuántas veces nos olvidamos de esperar algo nuevo y bueno de Dios en nuestra vida, en la iglesia, en el mundo? ¿Cuántas veces dejamos de esperar esa “llegada” de Dios?
Una de las invitaciones, y quizás la más importante, que nos hace el tiempo de Adviento es a estar vigilantes y atentos a las intervenciones de Dios en el mundo. Dios está actuando, aunque a veces no lo parece, y nuestro rol debe ser mantenernos atentos para disfrutar esas intervenciones de Dios. En particular, somos invitados a estar atentos a la segunda llegada de Jesús:
“»En aquellos días, después de esa gran aflicción, sucederá que el sol se oscurecerá y la luna dejará de brillar; 25 las estrellas caerán del cielo y los poderes celestiales se estremecerán. 26 Entonces verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria, 27 y él enviará a sus ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, desde los extremos de la tierra hasta los extremos del cielo. 28 »De la higuera deben aprender esta parábola: Cuando sus ramas se ponen tiernas, y le brotan las hojas, ustedes saben que el verano ya está cerca. 29 De la misma manera, cuando ustedes vean que todo esto sucede, sepan que la hora ya está cerca, y que está a la puerta. 30 De cierto les digo que todo esto sucederá antes de que pase esta generación. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
32 »En cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo. Sólo el Padre lo sabe” (Marcos 13:24-32).
No hay duda de que este texto bíblico es una referencia a la segunda venida de Cristo, aunque también pudo haberse interpretado como la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70. Esta es la intervención final de Jesús, en la cual todo se hará nuevo como al principio. Apocalipsis 21:1, haciendo referencia a esta segunda venida, dice: “Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya.” En este cielo nuevo y tierra nueva ya no existirá el dolor, el hambre, la injusticia, la guerra y la enfermedad. Será una experiencia nunca antes vivida. ¿Cómo se sienten al imaginar esto?
Los cristianos del primer siglo fueron invitados a imaginar continuamente este cielo nuevo y tierra nueva. En medio de la persecución que vivían esta visión le dio las fuerzas y el ánimo que necesitaban para seguir siendo fieles a Jesús. Ellos sabían que si eran fieles hasta la muerte, Cristo le daría la corona de la vida (Apocalipsis 2:10). Valía la pena ser fiel a Jesús. ¡Más que traer miedo o tristeza, la segunda venida era algo bueno que se esperaba con alegría y expectación!
Todavía la segunda venida de Cristo es una buena noticia. La parusía es el evento que nos recuerda que no debemos tenerle miedo al futuro porque estamos en las manos de Dios. Es el recordatorio de que algo bueno Dios está preparando para quienes le son fieles hasta la muerte. Dios ama tanto a la humanidad que está preparando una gran final en donde “Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir” Apocalipsis 21:4.
Ante esta gran noticia, solo existe una respuesta que le podemos dar a Dios:
“Pero ustedes, presten atención y manténganse atentos, porque no saben cuándo llegará el momento. 34 Es como cuando alguien deja su casa y se va lejos, y delega autoridad en sus siervos y deja a cada uno una tarea, y ordena al portero mantenerse despierto. 35 Así que ustedes deben mantenerse despiertos, porque no saben cuándo vendrá el señor de la casa, si al caer la tarde, o a la medianoche, o cuando cante el gallo, o al amanecer; 36 no sea que venga cuando menos lo esperen, y los encuentre dormidos. 37 Esto que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!»” (Marcos 13:33-37).
¿Qué significa mantenernos despiertos? El pasado viernes estuve con un grupo de misioneros de Carolina del Norte llevando comida, agua y suministros al pueblo de Utuado. En una de las calles había una casa con muchos letreros que incluían frases hermosas y esperanzadoras: “cuando sientas que ya no te queda fuerza para estar de pie, arrodíllate ante Dios”, “no te imaginas lo mucho que me importas, atentamente Dios”, “no importa lo fuerte que seamos, todos en algún momento necesitamos un abrazo”, “las pruebas te sacan lágrimas, pero también la fuerza para seguir adelante”, entre otras. Pero hubo una que me cautivó: “No sé qué será de mi futuro, pero lo que sí sé es que Dios lo tiene en sus manos”.
Mantenernos despiertos es mantener la perspectiva de que hay un Dios que vino al mundo hace dos mil años, que luego dejó a su Espíritu Santo para que estuviera con nosotros, y que está preparando un gran final en donde el mal ya no existirá. Es recordar que más allá de nuestros esfuerzos humanos, el mundo no está en nuestras manos sino en las de Dios; y lo que Dios está preparando es mejor de lo que imaginamos.
Mientras esperamos ese gran final, todos los días hay anticipos de su regreso. El viernes, mientras leía esta última frase que les cité, experimenté la esperanza como no la había experimentado desde el paso del huracán. Allí en Utuado, tuvo un tiempo de adviento; Cristo “llegó” a mi vida otra vez y la llenó de esperanza. Hoy tengo más fuerzas para seguir siendo fiel a Jesús.
Soy fanático de Star Wars, y en pocos días llegará al cine la nueva película: The last jedi. Desde que Heidy y yo vimos el anuncio hace unas semanas atrás, estamos súper emocionados y coordinando para ver la película. En mi mente solo aparecen las siguientes dos palabras: Coming soon. Estas dos palabras me recuerdan que la película pronto llegará. Cristo también está preparando su última intervención: The last coming (la última llegada). Marcos y Apocalipsis son los dos anuncios que hoy nos invitan a prepararnos para su llegada y nos dicen: Jesus is coming soon.
Cuan gloriosa será la mañana
Cuando venga Jesús el salvador
Las naciones unidas como hermanas
Bienvenida daremos al Señor.
No habrá necesidad de la luz ni el resplandor
Ni el sol dará su luz ni tampoco su calor
Allí llanto no habrá, ni tristeza ni dolor
Porque entonces Jesús el rey del cielo
Para siempre será el consolador.
Esperamos la mañana gloriosa
Para dar la bienvenida al Dios de amor
Donde todo será color de rosa
En la santa fragancia del Señor.
El cristiano fiel y verdadero
Y también el obrero de valor
Y la iglesia esposa del cordero
Estarán en los brazos del Señor.