Lucas 17:11-19
Esta semana celebramos Acción de Gracias. Ante esta realidad, he querido que tomemos un tiempo para explorar lo que es la gratitud y los beneficios que tiene en nuestra vida. Para comenzar, es importante entender que la gratitud es mucho más que una emoción, es una decisión. No es lo mismo sentirnos agradecidos, que ser agradecidos. Robert Emmons[i], experto en el tema de la gratitud y profesor de la Universidad de California, afirma que la misma puede definirse de la siguiente manera: “la experiencia de celebrar o afirmar lo bueno. Afirmar que hay cosas buenas en el mundo, que hay regalos y beneficios que hemos recibido.”
Emmons ha desarrollado múltiples estudios y escritos en los que detalla los beneficios de la gratitud:
Físicamente:
- Sistemas inmunológicos más fuertes
- Menos dolor en el cuerpo
- Baja presión sanguínea
- Se duerme mejor y más tiempo
Psicológicamente:
- Niveles más altos de emociones positivas (bloquea emociones tóxicas o dañinas tales como envidia, resentimiento, ansiedad y depresión)
- Estar más alertas, despiertos y vivos
- Más alegría y placer
- Más optimismo, ayudándonos a resistir el estrés resistir el estrés de eventos difíciles
Socialmente:
- Personas:
- Más serviciales, generosas y compasivas
- Más perdonadoras
- Menos solitarias
Uno de los beneficios mayores que tiene la gratitud, según Emmons, es que nos ayuda a eliminar la idea de que nos merecemos las cosas. La gratitud nos ayuda a entender que muchas cosas buenas de la vida son regalos que hemos recibido. La gratitud no ignora la realidad del dolor y sufrimiento en la vida, y brinda espacio para las etapas de duelo en la vida. Sin embargo, la gratitud nos ayuda a no quedarnos en la etapa de víctimas. Por el contrario, la gratitud mira el vaso medio lleno, en vez de medio vacío, buscando celebrar lo bueno que existe aun en el sufrimiento.
El apóstol Pablo fue alguien que precisamente pudo celebrar lo bueno aun en el sufrimiento. Por eso dijo al final de su vida, y luego de múltiples experiencias de abundancia y escasez:
“Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense! 5 Que la gentileza de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 6 No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias, 7 Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:4-7.
Pablo no solo celebró lo bueno, sino que afirmó los beneficios de la gratitud: paz que sobrepasa todo entendimiento. En otras palabras, la gratitud trae plenitud de vida. Esa también fue la experiencia que tuvo un leproso con Jesús. En una ocasión, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. Allí le salieron al encuentro diez leprosos que le suplicaron por sanidad. Jesús les invitó a presentarse al sacerdote como la ley lo disponía, y mientras iban de camino fueron sanados. Uno de ellos, sin embargo, tomó un espacio para agradecer: celebrar su sanidad y afirmar el regalo que había recibido de parte de Jesús. Este era samaritano, y Jesús le preguntó dónde estaban los otros nueve. Por último, Jesús le dice: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”.
Hay algo muy especial de esta historia. El samaritano que decidió ser agradecido, experimentó una doble sanidad. Por tomarse el tiempo de celebrar su sanidad física ante quién le sanó, Jesús le dijo que su fe (agradecimiento) le había salvado. La palabra salvación en griego es sozo que significa salvación y sanidad a la vez. Jesús no solo lo liberó de la enfermedad física, sino de la espiritual y emocional. El samaritano experimentó de primera mano que la gratitud es plenitud.
Para mí fue muy impresionante ver personas que lo perdieron todo físicamente hablando luego del huracán María, pero al ser entrevistados decían que no le hacía falta nada. ¿Por qué decían una cosa como esa? Porque decidieron mirar el vaso medio lleno, y agradecer a Dios por la vida, su salud, su familia. Estas personas vivieron lo que Efesios 5:15-20:
“Por tanto, ¡cuidado con su manera de vivir! No vivan ya como necios, sino como sabios. 16 Aprovechen bien el tiempo, porque los días son malos. 17 No sean, pues, insensatos; procuren entender cuál es la voluntad del Señor. 18 No se emborrachen con vino, lo cual lleva al desenfreno; más bien, llénense del Espíritu. 19 Hablen entre ustedes con salmos, himnos y cánticos espirituales; canten y alaben al Señor con el corazón, 20 y den siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”
Por otro lado, Robert Emmons afirma otro beneficio de mirar el vaso medio lleno y ser agradecidos: produce generosidad. La gratitud nos ayuda a entender que todo lo que tenemos es un regalo de Dios que no merecemos. La gratitud reconoce que solo somos administradores/as de lo que tenemos y por tanto podemos decir: “¡Del Señor son la tierra y su plenitud! ¡Del Señor son el mundo y sus habitantes!”, Salmo 24:1. La gratitud nos ayuda a entender que de la misma forma en que fuimos bendecidos por Dios sin merecerlo, podemos también ofrecer regalos a otras personas para que también sean bendecidas y puedan glorificar a Dios por los regalos recibidos. Eso fue lo que dijo Pablo en 2 Corintios 9:6-15:
“Pero recuerden esto: El que poco siembra, poco cosecha; y el que mucho siembra, mucho cosecha. 7 Cada uno debe dar según se lo haya propuesto en su corazón, y no debe dar con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama a quien da con alegría. 8 Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra; 9 como está escrito: «Repartió, dio a los pobres, y su justicia permanece para siempre.» 10 Y aquel que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá los recursos de ustedes y los multiplicará, aumentándoles así sus frutos de justicia, 11 para que sean ustedes enriquecidos en todo, para toda generosidad, que por medio de nosotros produce acción de gracias a Dios. 12 Porque la contribución de este servicio suple no solamente lo que les falta a los santos, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; 13 pues al experimentar este servicio glorifican a Dios por la obediencia de ustedes al evangelio de Cristo, y por su generosa contribución para ellos y para todos. 14 Además, ellos orarán por ustedes, pues los aman por la superabundante gracia de Dios en ustedes.15 ¡Demos gracias a Dios por su don inefable!”
Estas palabras de Pablo han sido nuestro pan diario luego del huracán: al ser agradecidos por lo que tenemos, y al saber que todo ha sido un regalo de Dios, nos hemos desprendido de lo que tenemos para bendecir a otras personas; provocando así que ellas también experimenten la gratitud. Luego del huracán hemos experimentado una cadena de gratitud y generosidad. Esa cadena de gratitud y generosidad comenzó con nuestros vecinos pero le ha dado la vuelta al mundo. Les comparto algunos ejemplos.
A nivel denominacional, iglesias metodistas alrededor del mundo, con muchos y pocos recursos han levantado ofrendas de amor por Puerto Rico. Iglesias metodistas en Estados Unidos y Latinoamérica han enviado ofrendas a la Iglesia Metodista de Puerto Rico. Este dinero será utilizado para reconstruir nuestros templos y casas cercanas a estos templos.
A nivel local, envié un mensaje por Facebook solicitando toldos para nuestro techo y el resultado fue que recibimos 25: un amigo de Ponce nos facilitó quince, mi tía y prima de Guatemala enviaron uno, un compañero pastor nos facilitó cinco, una amiga de Carolina del Norte envió dos y mi hermana envió dos. James Nieves, hijo de Irma Bermudez, envió 26 cajas de alimentos y artículos de primera necesidad. Un profesor de Washington DC envió un cheque por $500 a la iglesia, otra persona me dio esta semana un cheque de $1,000 y otra me dijo que estaba lista para darme una buena cantidad tan pronto le dijéramos nuestros planes futuros con el techo.
Sin embargo, esta cadena ha llegado hasta Finlandia, en donde una iglesia que conoció de nuestra necesidad de reparar el techo por medio de un amigo en los Estados Unidos recogió una ofrenda para nosotros de 700 euros ($800 aprox.) el pasado domingo 5 de noviembre.
David Steindl-Rast dijo en una ocasión: “La felicidad no nos hace ser agradecidos, ser agradecidos nos hace felices”. La gratitud trae plenitud de vida.
¿Qué es lo bueno que puedes celebrar aquí y ahora? ¿Qué puedes afirmar que ha sido un regalo de Dios para tu vida? 1 Tesalonicenses 5:16-18 dice: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” Hoy te invito a practicar la gratitud como un estilo de vida, y así como el leproso experimentar la plenitud de vida que viene al ser agradecidos.
[i] Robert Emmons, “Why Gratitude is Good”, publicado primeramente en Greater Good, 20 junio, 2011 en http://www.dailygood.org/view.php?sid=8.