Salmo 103
¡Feliz día de los padres! Damos gracias a Dios por la oportunidad de reconocer a los padres en su día, y afirmar la importancia que tienen en nuestras vidas. Cada vez que llega el Día de las Madres o de los Padres, es una oportunidad para reflexionar acerca de la familia, y cómo Dios nos ayuda a disfrutar de familias saludables. En esta ocasión, Día de los Padres, he querido enfocarme en Dios como Padre. Aunque sabemos que Dios es mucho más que un Padre, ya que Dios puede ser Madre también, la Biblia y el mismo Jesús se refieren a Dios en muchos momentos como Padre. Ante esta visión de Dios como Padre, me he preguntado cuáles son las características que definen a Dios como un buen Padre para con sus hijos/as y cómo es esa relación entre Dios Padre y sus hijos/as. El entender cómo Dios es un buen padre nos permite tener un modelo a seguir, en el caso de que seamos padres. Por otro lado, el entender cómo es esa relación entre Dios Padre y sus hijos/as nos permite desarrollar relaciones saludables entre padres e hijos/as.
Cómo ser buenos padres, y cómo establecer relaciones saludables entre padres e hijos/as es una necesidad en la vida. Por un lado, vemos a padres que no saben cómo amar a sus hijos/as: proveyendo todo lo material, pero olvidando establecer relaciones de intimidad y conexión con sus hijos/as. Además, vemos a padres que tienen tantas exigencias con sus hijos/as, que se enfocan más en sus errores, que en sus logros; enseñándole así a sus hijos/as que solo son amados/as cuando son exitosos. Por otro lado, vemos hijos/as que ante los errores de sus padres, se les ha hecho difícil perdonarlos, viviendo así con enojo y rencor hacia ellos; aun cuando sus padres ya han fallecido.
En mi búsqueda de un texto bíblico que nos ayude a ser buenos padres, y a desarrollar relaciones saludables entre padres e hijos/as, me topé con el Salmo 103:13: «El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos». Hoy usaremos este salmo para afirmar que una de las características principales de Dios como Padre es la misericordia. Veremos que ser buenos padres incluye entre otras cosas, ser misericordiosos. Además, veremos que para que una relación entre padres e hijos/as sea saludable, se necesita escoger la misericordia por encima del enojo, y el perdón por encima del rencor. Al final de la predicación, veremos el por qué la misma se titula el abrazo del Padre.
El Salmo 103 es uno postexílico; un salmo escrito muy probablemente luego de la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud. El mismo es un cántico de gratitud a Dios por esa liberación y por todas las obras que Dios había hecho con el pueblo. Es un salmo que invita al pueblo a nunca olvidar lo que Dios había hecho con ellos/as. Los versos 1-5 dicen así:
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
2 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
3 El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
4 El que rescata del hoyo tu vida,
El que te corona de favores y misericordias;
5 El que sacia de bien tu boca
De modo que te rejuvenezcas como el águila.
Luego de dar gracias a Dios e invitar al pueblo a no olvidar las obras de Dios, este salmo comienza a explicar por qué el pueblo no debía nunca olvidar las obras redentoras y liberadoras de Dios. Los versos 8-11 dicen así:
Misericordioso y clemente es Jehová;
Lento para la ira, y grande en misericordia.
9 No contenderá para siempre,
Ni para siempre guardará el enojo.
10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,
Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.
11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,
Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.
En estos cuatro versos se menciona la palabra misericordia en tres ocasiones, y en todo el salmo se menciona en cinco ocasiones. La razón principal por la que el pueblo no debía olvidar las obras de Dios es que como pueblo no merecían esa liberación de Dios, pero Dios tuvo misericordia de ellos y les liberó. Este salmo define la misericordia como recibir el favor de Dios a pesar de no merecerlo. En estos versos aparece unos de los versos que muchos/as consideran como uno de los versos que mejor define el carácter de Dios en toda la Biblia: “Misericordioso y clemente es Jehová; Lento para la ira, y grande en misericordia” (v.8). El pueblo nunca debía olvidar lo que Dios había hecho, porque Dios escogió perdonarles y liberarles cuando tuvo la oportunidad de enojarse y castigarles.
¿Qué tiene que ver todo esto con los padres e hijos/as? Que el salmista dice que esa misericordia es como el amor que tiene un padre hacia un hijo: «El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos» (v.13). Para el salmista, Dios ha sido un buen padre porque ha sido misericordioso con sus hijos/as. Además, el salmista señala que el pueblo ha disfrutado de esa misericordia del padre “Porque él conoce nuestra condición; Se acuerda de que somos polvo.” (v.14). Dios ha sido un buen padre misericordioso porque sabe las debilidades e imperfecciones de sus hijos/as.
En resumen, este salmo es una invitación a dar gracias a Dios porque a pesar de que no lo merecían, Dios fue misericordioso con el pueblo y les liberó de la esclavitud; así como un buen padre se compadece de sus hijos/as porque conoce sus debilidades e imperfecciones.
¿Qué significa este salmo para nosotros/as hoy? En primer lugar, es un texto bíblico que afirma y nos recuerda que una de las características esenciales de Dios como Padre es la misericordia. Dios se relaciona con sus hijos/as con misericordia, otorgando perdón cuando no lo merecemos. Dios prefiere perdonar, que continuar enojado con sus hijos/as. En segundo lugar, es una invitación a dar gracias a Dios por esta misericordia. Como hijos/as debemos disfrutar el hecho de que la misericordia de Dios nos alcanza cada día. ¿Podemos dar gracias hoy por la infinidad de ocasiones en que Dios ha sido misericordioso con nosotros/as? Demos gracias por eso.
En tercer lugar, nuestras relaciones entre padres e hijos/as deben reflejar e incluir esta misericordia. Al igual que Dios conoce nuestras imperfecciones y debilidades, y nos perdona, somos llamados/as a practicar la misericordia con nuestros/as hijos/as y con nuestros padres. Desde la posición de padre, hay que perdonar a nuestros/as hijos/as sus errores y amarles incondicionalmente. Aun en el rol de corregir y disciplinar debe haber misericordia y amor incondicional, de manera que nuestros/as hijos/as no lleguen a la conclusión de que nuestro amor está condicionado a sus logros. Todo lo contrario, debemos amarles porque son imperfectos/as y necesitan de nuestro apoyo en todo momento.
Desde la posición de hijos/as, hay que perdonar también a nuestros padres sus errores. Ningún padre es perfecto. Todos cometieron, cometen y cometerán errores; y hay que escoger la misericordia por encima del enojo y el rencor. Nuestros padres ni siquiera tienen que pedirnos perdón para nosotros perdonarles. Nosotros les perdonamos simplemente porque reconocemos sus imperfecciones y debilidades. Incluso, les perdonamos aunque ya no estén con nosotros/as físicamente; porque a veces cargamos con experiencias del pasado que obstaculizan nuestra salud y plenitud en el presente y el futuro. Nunca es tarde para perdonar a un padre, aun después de su muerte.
Uno de los mejores ejemplos del Nuevo Testamento que afirma la misericordia del Padre presentada en el Salmo 103 es la parábola del hijo pródigo en Lucas 15:11-32. Un hijo se va de la casa y comete muchos errores; pero cuando decide regresar, su padre le recibe con los brazos abiertos y le abraza, símbolo de que lo perdonaba inmediatamente y que su amor era incondicional. Ese abrazo del Padre es el mismo que debemos incluir en nuestras relaciones entre padres e hijos/as; ese es el abrazo de la misericordia. ¿Está incluido el abrazo de la misericordia en nuestras relaciones entre padres e hijos/as? Veamos este VIDEO.
Hoy, Día de los Padres, escojamos la misericordia por encima del enojo, y el perdón por encima del rencor. Disfrutemos del abrazo del Padre, e incluyamos el abrazo de la misericordia en nuestras relaciones entre padres e hijos/as.
Mensaje dedicado a mis dos grandes amigos que son excelentes padres: Abner y Franky