Hechos 1:6-11, 2:1-13
Hoy comenzamos la primera serie del año: Una fe real. Esta serie responde al tema principal que tendrá nuestra iglesia para el año 2016. ¿Por qué el tema de UNA FE REAL? Como ustedes saben, nuestra iglesia tiene la misión de “construir una comunidad cristiana en donde personas cristianas y no cristianas puedan conocer, amar y servir a Dios, para convertirse así en discípulos de Cristo”. Soñamos con vidas transformadas por el poder de Dios, con una iglesia transformada por el Espíritu, y con una comunidad transformada por las manos y pies de Cristo en el mundo: la iglesia. Teniendo esto en mente, en agosto del año 2015 nos hicimos la siguiente pregunta: ¿Hacia dónde Dios nos quiere dirigir en el 2016 de manera que podamos cumplir la misión y alcanzar nuestra visión?
Luego de varios meses de oración y discernimiento, el Consejo del Pacto estableció que la meta principal para el 2016 será tener Una fe auténtica, relevante y madura que nos inspire a servir la comunidad y testificar de forma personal acerca de Cristo, orgullosos/as de nuestra identidad cristiana metodista. De forma abreviada, el 2016 será el año de UNA FE REAL. Nuestro verso clave para el año será Hechos 1:8 que dice “…pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes; y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.” (Hechos 1:8 NTV)
Hechos es precisamente uno de los mejores libros de la Biblia que nos puede ayudar en nuestra meta de UNA FE REAL; por lo que esta serie será un estudio del libro de los Hechos. Hechos es un libro que tiene como propósito presentar el nacimiento de la iglesia cristiana, y cómo el Espíritu Santo le dio poder al cuerpo de Cristo para cumplir con su misión de testificar acerca de Cristo a todas las personas; y de esa forma hacer discípulos de Cristo. Hechos es un libro extraordinario para ver la fragilidad de la iglesia, y cómo su misión de testificar no dependió de sus capacidades, sino del poder del Espíritu Santo. Hechos, aunque verídico, no es un libro de historia, porque no tiene la intención de ser usado como tal. Hechos narra la vida de la iglesia naciente, desde la perspectiva y la interpretación de un creyente, que tuvo el propósito de afirmar mediante su escrito la centralidad del Espíritu Santo en la vida de la iglesia.
Hechos es ideal, por todas las razones antes mencionadas, y porque nos presenta el evento de Pentecostés. Pentecostés es el cumplimiento de la promesa recibida por los/as seguidores de Jesús, de que vendría alguien que les daría el poder para cumplir con la misión de testificar. Esta promesa se presenta en los evangelios, y puede resumirse en Hechos 1:8. Pentecostés es el evento en donde el cuerpo de Cristo, o la iglesia, recibe de una vez y por todas el Espíritu Santo. Hechos 2:1-6 nos dice:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, todos ellos estaban juntos y en el mismo lugar. 2 De repente, un estruendo como de un fuerte viento vino del cielo, y sopló y llenó toda la casa donde se encontraban. 3 Entonces aparecieron unas lenguas como de fuego, que se repartieron y fueron a posarse sobre cada uno de ellos.4 Todos ellos fueron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu los llevaba a expresarse. 5 En aquel tiempo vivían en Jerusalén judíos piadosos, que venían de todas las naciones conocidas. 6 Al escucharse aquel estruendo, la multitud se juntó, y se veían confundidos porque los oían hablar en su propia lengua.”
No hay duda de que Pentecostés puede interpretarse de múltiples formas; pero hay una que es central: Pentecostés es un evento evangelístico. ¿Cómo lo sabemos? Porque al recibir el Espíritu Santo, la iglesia comienza a hablar lenguas como de fuego; que no eran otra cosa que diferentes idiomas. El Espíritu Santo le dio el poder a la iglesia para testificar acerca de Cristo en el idioma de cada uno los judíos que venían de todas las naciones conocidas. ¿Por qué ocurre esto? Porque la misión de la iglesia era testificar acerca de Cristo a todas las naciones; y el Espíritu Santo es entonces quien capacita a la iglesia para hacerlo. El resultado de Pentecostés fue que los discípulos comenzaron a testificar y luego, en la predicación de Pedro, tres mil personas aceptaron el mensaje, se bautizaron y se incorporaron a la iglesia.
¿Qué nos enseña Hechos a nosotros/as como una iglesia que quiere tener UNA FE REAL? Dos cosas. Primero, que necesitamos el poder del Espíritu Santo para cumplir con nuestra misión. Segundo, que ese poder nos debe llevar a testificar. El Espíritu Santo es poder para testificar. Hechos nos recuerda que la esencia de lo que significa ser iglesia es nuestra misión de hablar a otras personas de lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas. Hechos nos recuerda que sin Espíritu no hay iglesia; pero, sobre todo, que si la iglesia no testifica a las personas acerca de Cristo, no está cumpliendo con la razón por la cual fue creada.
Hechos precisamente nos presenta a la iglesia dando testimonio de Cristo por medio de la proclamación del Evangelio, pero también por medio de un estilo de vida. Hechos 2:44-47 nos dice que: “todos los que habían creído se mantenían unidos y lo compartían todo; 45 vendían sus propiedades y posesiones, y todo lo compartían entre todos, según las necesidades de cada uno. 46 Todos los días se reunían en el templo, y partían el pan en las casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 mientras alababan a Dios y brindaban ayuda a todo el pueblo.” El resultado de este estilo de vida fue que “cada día el Señor añadía a la iglesia a los que habían de ser salvos” Hechos 2:47. Hechos nos enseña que testificar acerca de Cristo es un asunto de palabras y acciones; o en pocas palabras, un asunto de integridad.
Una de las grandes crisis que vive la humanidad es la fragmentación, o falta de integridad. Los seres humanos tenemos una capacidad increíble para decir una cosa y hacer otra. En términos de la psicología, esto se llama disonancia cognitiva: la incompatibilidad entre la conducta de una persona y sus creencias. La disonancia cognitiva lleva a las personas a justificar o racionalizar la conducta, aunque la misma sea contradictoria con las creencias. Sin embargo, esta contradicción causa estados emocionales negativos: ansiedad, culpa, vergüenza e ira, entre otras.
¿Sufrirá hoy día la iglesia de disonancia cognitiva? O mejor dicho, ¿disonancia espiritual? Mahatma Gandhi, líder hindú que luchó por los derechos civiles en India, dijo lo siguiente acerca del cristianismo: “Tengo gran respeto por el cristianismo. A menudo he leído el Sermón de la Montaña y he aprendido mucho de él. No sé de nadie que haya hecho más por la humanidad que Jesús. De hecho, no hay nada malo con el cristianismo, pero el problema es con ustedes cristianos que no comienzan a vivir por lo que ustedes mismos enseñan”.
Ante este escenario, del cual estoy de acuerdo con Gandhi, tenemos dos opciones: cambiar las creencias o cambiar la conducta. ¿A cuál nos invita hoy el libro de Hechos? A cambiar nuestra conducta, de manera que testifiquemos de Cristo con nuestras palabras y acciones. Hoy somos invitados/as a UNA FE REAL. Al igual que en libro de Hechos, el crecimiento de esta iglesia vendrá como resultado de depender del Espíritu Santo (quien nos da el poder para testificar), pero también de la armonía que exista entre nuestras palabras y acciones. Te invito a pedirle al Espíritu Santo que nos transforme, de manera que este año 2016 vivamos UNA FE REAL.
Poderoso mensaje!!! DLB