Apocalipsis 21:1-8, 22:1-5
Hoy culminamos una de las series más emocionantes que hemos tenido en los pasados años: Esperanza: el verdadero significado de Apocalipsis. Por las pasadas tres semanas hemos afirmado que Apocalipsis es como un amanecer que llega luego de una noche oscura. Apocalipsis nos recuerda que el sufrimiento en este mundo será pasajero, porque Cristo juzgará el mal, lo destruirá, y reinará para siempre sobre la tierra. Si esto es así, solo es cuestión de esperar y resistir, así como esperamos el amanecer en una noche oscura.
Hoy trabajaremos uno de los temas más esperados: la segunda venida de Cristo. Es la segunda venida de Cristo, porque la primera fue hace un poco más de dos mil años, cuando Dios se encarnó en un ser humano llamado Jesús. Hoy veremos que de la misma forma que hace dos mil años, la segunda venida de Cristo es también la esperanza de que Dios está con nosotros/as, y de que no se ha olvidado de quienes sufren.
La segunda venida de Cristo es un tema esencial del libro de Apocalipsis. El tema es presentado al inicio del libro, “¡Miren! ¡Ya viene en las nubes! Y todos lo verán, aun los que lo traspasaron; y todas las naciones de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén” (1:7), y al final del mismo, “El que da testimonio de estas cosas dice: «Ciertamente, vengo pronto.» Amén. ¡Ven, Señor Jesús!” (22:20). Se le llama también parusía, porque es el término griego que se utilizaba en la vida cotidiana para hablar de la llegada o venida de alguna persona, en particular de algún alto dignatario.
Los orígenes de la parusía o segunda venida se encuentran, al igual que en el caso del juicio final, en el Antiguo Testamento (AT). El AT presenta la esperanza de una intervención divina que cambiaría el destino y futuro del pueblo, en medio de la desesperanza que vivía el pueblo de Israel en momentos de opresión y esclavitud. Esta intervención es lo que se conoce como el Día del Señor. Los judíos escribieron mucho sobre este Día del Señor, y la iglesia primitiva que se desarrolló luego de la muerte y resurrección de Jesús, comenzó a relacionar el Día del Señor con el Retorno o la Segunda Venida de Cristo. El cristianismo, en sus orígenes, afirmó que el Retorno de Cristo era ese Día del Señor anunciado por los profetas de Israel.
Los evangelios hablan de la segunda venida de Cristo o Día del Señor, al igual que el libro de Hechos. Marcos 8:38 dice “Si en esta generación adúltera y pecadora alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Mateo 24:30 dice “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y todas las tribus de la tierra se lamentarán, y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria.” Hechos 1:11 dice “Este mismo Jesús, que ustedes han visto irse al cielo, vendrá de la misma manera que lo vieron desaparecer.” En los evangelios, al hablar de la segunda venida, lo que más se destaca es que nadie sabe cuándo Cristo regresará, pero hay que estar preparados/as o vigilantes ante su regreso.
En las cartas de Pablo, la segunda venida también es un tema fundamental. Pablo, al igual que los evangelios, afirmó este entendimiento de que el Día del Señor y su segunda venida estaban relacionados. Inicialmente pensaba que vería la segunda venida, pero luego reconoce que podía morir sin verla. Uno de los versos más famosos de Pablo es precisamente una respuesta a las preguntas de qué pasaría con los que morían antes del regreso de Cristo: “El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”, 1 Tesalonicenses 4:16.
Este verso tiene varios elementos importantes. “Voz de mando”: es un término deportivo o militar que proclama firmeza y autoridad, por lo que Cristo regresará con toda autoridad. “Trompeta de Dios”: las trompetas se utilizaban en la guerra, el culto y festivales solemnes, y anunciaban la aparición e intervención de Dios. En la literatura profética el sonar de la trompeta se convirtió en un signo del fin y del juicio de Dios. “Descenderá del cielo”: responde a la visión de que el cielo es un lugar superior donde habita Cristo. “Los muertos en Cristo resucitarán primero”: se refiere a la esperanza de que aun quienes hayan muerto antes de su regreso tendrán la oportunidad de estar con Cristo. Sin embargo, hay que recordar que la doctrina cristiana enseña (y el mismo Pablo) que quienes mueren en Cristo están en su presencia al momento de morir. Pablo, al igual que Jesús, afirma que hay que estar vigilantes y preparados para su regreso (1 Tesalonicenses 5:9-10).
¿Cuáles son algunos de los elementos más importantes que debemos destacar acerca de la segunda venida de Cristo, según lo que nos presenta la Biblia? Primero: estamos seguros/as de que sucederá, pero no sabemos cuándo; por lo que hay que estar vigilantes. Segundo: es una promesa que nos trae esperanza, no miedo. La iglesia primitiva desarrolló una frase para resumir el retorno de Cristo, “Maranata”, que significa “Ven Señor, Jesús”. Esperamos con esperanza ese momento en donde Cristo juzgará al mundo, destruirá el mal y establecerá su reino para siempre. El mundo no está a la deriva, Dios actuará. Tercero: la segunda venida le da sentido al cristianismo, porque nos permite creer en el poder de Jesús sobre el mal y que verdaderamente es el Rey de toda la tierra.
Ahora bien, hay un asunto muy importante a la hora de hablar de la segunda venida de Cristo: esta promesa es presentada en la Biblia dentro de libros que contienen un lenguaje apocalíptico (Daniel, los evangelios y Apocalipsis). Este lenguaje apocalíptico es, en su mayoría, un lenguaje simbólico y no literal. El lenguaje apocalíptico utiliza imágenes, metáforas y símbolos para enviar un mensaje; por lo que no tiene la intención de ser interpretado de forma literal. Este ha sido uno de los grandes retos del libro de Apocalipsis, y en particular del tema de la segunda venida de Cristo: se ha leído el Apocalipsis de forma literal, y se han desarrollado teorías como las del dispensacionalismo, que no miran los números del Apocalipsis como símbolos, sino como números exactos de cómo ocurrirán las cosas.
Hay quienes se preguntarán, ¿está mal leer el Apocalipsis de forma literal? Mi respuesta es simple: la lectura literal hace que nos enfoquemos en los árboles (detalles) y perdamos de perspectiva el bosque completo (significado general). La lectura literal del Apocalipsis pierde de perspectiva el significado general que tiene el Apocalipsis; siendo este un mensaje de esperanza, de que Cristo juzgará y destruirá el mal, hará todo nuevo y reinará para siempre. La mayor evidencia de esto, es que la mayoría de nosotros/as fuimos expuestos a la teoría del dispensacionalismo y a sus detalles, pero no al verdadero significado de Apocalipsis: esperanza; cuando este siempre ha sido su significado.
¿Cuál sería la forma no literal de leer el Apocalipsis en cuanto a la segunda venida de Cristo? Cuando Cristo regrese, llegará también lo que conocemos como la Nueva Jerusalén. El retorno de Cristo será el Día del Señor, o el momento en que el mal será finalmente juzgado y destruido por Cristo; por eso el capítulo 19 presenta a Cristo destruyendo a la bestia y el falso profeta, iniciando así el nuevo tiempo de paz y prosperidad (19:20). Además, el regreso de Cristo será un evento cósmico que traerá un cielo nuevo y una tierra nueva que descienden del cielo para establecerse eternamente en la tierra: “Vi entonces un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y el mar tampoco existía ya. 2 Vi también que la ciudad santa, la nueva Jerusalén, descendía del cielo, de Dios, ataviada como una novia que se adorna para su esposo” (21:1-2).
La Nueva Jerusalén, más que un lugar, será una relación perfecta con Dios y la creación. La Nueva Jerusalén es el reino de Dios aquí en la tierra. ¿Cuáles son las características de esta Nueva Jerusalén? Primero: desciende del cielo. El reinado eterno de Cristo será aquí en nuestro mundo, nuestra tierra. Ahora bien, ese mundo será nuevo, porque “el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir” (21:1). Cristo reinará sobre una nueva creación. El mal será destruido y habrá una restauración de la creación.
Segundo: no tiene templo. En el reinado eterno de Cristo no habrá un templo, porque el Señor mismo será su templo. Debido a que el mal o el pecado no existirá, ya no habrá nada que separe a Dios de su creación: “Él vivirá con ellos, y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos y será su Dios”. Allí habrá la comunión perfecta con Dios que tanto hemos anhelado. “Allí no habrá maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en medio de ella, y sus siervos lo adorarán 4 y verán su rostro, y llevarán su nombre en la frente. 5 Allí no volverá a haber noche; no hará falta la luz de ninguna lámpara ni la luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará” (22:3-5). Esta Nueva Jerusalén logrará lo que no se pudo lograr en el jardín del Edén. Por eso menciona un río de agua de vida y el árbol de la vida, como un eco de ese primer jardín.
Tercero: es inclusiva. Será un templo-ciudad porque representa la convivencia perfecta entre Dios y el ser humano, y entre todos los seres humanos y la creación. Allí estarán los muertos y vivos de todas las razas del mundo. Dice que tendrá muchas puertas, “Tres puertas daban al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, y tres puertas al occidente” (21:13), como señal de su universalidad, o que tiene cabida para todos los pueblos de la tierra.
¿Qué tiene que ver todo esto con la Navidad? Estamos a solo días de celebrar la Navidad, momento en que Dios nos demostró de forma concreta que no se había olvidado de nosotros/as. De igual forma, la segunda venida de Cristo es la esperanza de que de la misma forma en que Dios se encarnó en un ser humano, regresará por segunda vez para demostrarnos que no se ha olvidado de su creación. Adviento, Navidad, Apocalipsis y la segunda venida de Cristo tienen un elemento en común: ESPERANZA. Por eso hoy, así como celebramos con esperanza el nacimiento de Jesús, también esperamos con esperanza la segunda venida y decimos: “Ven Señor, Jesús”.
Precioso mensaje. Anhelamos Su Segunda Venida. Bendiciones. .