Juan 8:1-11
¡Feliz aniversario 81! Damos gracias a Dios por la oportunidad de celebrar un año más como iglesia. Ya son 81 años transformando vidas y construyendo una comunidad en donde personas cristianas y no cristianas han podido conocer, amar y servir a Dios, convirtiéndose así en discípulos de Cristo. Nuestra iglesia ha sido un instrumento de Dios para transformar el mundo, para apoyarnos en medio de nuestra jornada de fe, y para ser la escuela en donde muchos/as hemos aprendido a ser más como Cristo.
Los aniversarios son oportunidades para celebrar, pero también para evaluar la dirección que estamos llevando como iglesia. En particular, es una oportunidad para hacernos dos preguntas: ¿Hacia dónde nos estamos dirigiendo como iglesia? ¿Estamos siendo la iglesia que Dios quiere que seamos? Estas preguntas son muy importantes, porque si no evaluamos nuestra dirección, pudiéramos estar dirigiéndonos hacia donde no debemos y pudiéramosno ser la iglesia que Dios quiere que seamos. Hoy, al celebrar nuestro aniversario 81, repasaré la dirección que nuestro Consejo del Pacto ha decidido tengamos en este momento: ¡Un Jesucristo para tod@s!Utilizando el pasaje de Juan 8:1-11, explicaré las razones por las cuales ¡Un Jesucristo para tod@s! es la dirección que Dios quiere que tengamos como iglesia. Además, compartiré seis formas concretas en que podemos ser la iglesia que Dios quiere que seamos, tomando el ejemplo de Jesús.
Cuando vamos a Juan 8:1-11, es importante señalar que existe un consenso entre los eruditos bíblicos de que este escrito sobre Jesús y la mujer adúltera no es producto del autor del Evangelio de Juan. Es un texto posterior que algún editor insertó luego de que el Evangelio había sido completado. Muchos dicen que el relato debió insertarse en Lucas, porque la línea de pensamiento de Lucas va a la par con el de este relato. Sin embargo, esto no quiere decir que el relato sea ficticio. El mismo es real, y Dios permitió que fuera parte del Evangelio que nos ha llegado a nosotros/as hoy.
Este relato es uno en donde existen varios personajes: fariseos, escribas, Jesús y la mujer. Los fariseos estaban buscando oportunidades para acusar a Jesús de blasfemia, para poderlo matar y eliminar del panorama. Tenían miedo de que Jesús fuera un líder político con poder. Por tal razón, lo ponen a prueba mientras enseñaba en el templo. Para esto, buscan a una mujer que alegadamente estaba en adulterio, la colocan delante de Jesús, y le hacen a Jesús la siguiente pregunta: “¿Debe ser apedreada esta mujer, tal y como dice la Ley, por haber sido sorprendida en adulterio?” Luego de escribir algo en la tierra que los eruditos bíblicos todavía no pueden descifrar, Jesús respondió: «Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». Ante esta respuesta, el plan de los escribas y fariseos se cae, y poco a poco se fueron retirando, hasta que solo quedaron Jesús y la mujer. Jesús entonces le dice a la mujer: «¿Dónde están? ¿Ya nadie te condena?». La mujer le contestó, «Nadie me condena». Entonces Jesús le dijo, «Tampoco yo te condeno. Vete y no peques más.»
¿Qué pasó aquí? Los fariseos y escribas le tendieron una trampa a Jesús; lo pusieron a escoger entre una de dos alternativas: la compasión o aplicar la ley que merecía. Ellos querían que escogiera la compasión, para acusarlo de no seguir la Ley de Moisés. Sin embargo, Jesús escoge la compasión, pero no de la manera que ellos esperaban.En vez de poner la atención en la mujer y en el castigo que merecía, Jesús pone la atención en ellos mismospara hacerles ver que eran igual de pecadores que la mujer. La meta de Jesús no fue negar el pecado de la mujer, sino el reconocimiento de que si esta mujer era adúltera (literalmente hablando), ellos eran adúlteros (espiritualmente hablando) por ser infieles a Dios y corruptos. Por consiguiente, de la misma forma en que esta mujer estaba en el centro para ser apedreada, si fueran a aplicar la Ley, ellos debían ser igualmente castigados que la mujer.
¿Qué Jesús le quiso enseñar a los escribas y fariseos? Que todos los seres humanos eran pecadores, de alguna manera u otra, y que si fueran a recibir la justicia según la Ley, todos/astendrían que ser castigados/as o matados/as. Ante esta realidad, de que todos/as pudieran terminar muertos/as al aplicar la justicia según la Ley de Moisés, Jesús les enseña otra alternativa: la compasión. Jesús les enseñó que cuando una persona es sorprendida en pecado, o se tiene conocimiento de su pecado, se debe actuar con compasión; entendiendo que cualquiera de ellos pudiera estar fácilmente en esa posición; y que más que ser juzgada, castigada o matada, lo que necesitala persona que pecaes amor y solidaridad que le ayude a levantarse para continuar con la meta de no pecar. Jesús les enseñó que antes de aplicar la ley, hay que ponerse en el lugar de la otra persona; y entender que quién peca no necesita que se le mate con la ley, sino que se le restaure con la compasión.
¿Qué nos enseña Jesús a nosotros hoy? Jesús nos enseña que el pecado no se esconde ni se niega, pero alapersona pecadora (que somos todos/as) se le trata con misericordia y compasión. Jesús nos enseña que cuando una persona peca, quienes estamos alrededor tenemos la oportunidad de matarles (espiritualmente hablando) mediante el juicio o la ley, o de darles nueva vida, mediante la compasión.Con esta respuesta, Jesús no estuvo lejos de la naturaleza de su ministerio. Juan 12:47 dice: “Al que oye mis palabras, y no las obedece, no lo juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.” Juan 10:10 dice: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” Lucas 19:10: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”
Ahora bien, ¿cómo se relaciona todo esto con ¡Un Jesucristo para tod@s!? Que si queremos que Jesucristo sea para todos/as (incluyendo a quienes estamos y quienes no están en el cuerpo de Cristo), necesitamos practicar la compasión en todo lo que hacemos como iglesia. ¿Cómo se practica la compasión en el día a día de la iglesia? Les comparto seis formas en que la iglesia puede practicar la compasión, y ser como Jesús; siendo estas seis formas los seis valores o las seis cosas por las cuales nos debemos caracterizar como iglesia que nuestro Consejo del Pacto aprobó el pasado 8 de agosto.
1. Gracia: Gracia es el amor incondicional de Dios hacia el ser humano. La raíz de la palabra gracia(del griego charis) es “dádiva”. El amor incondicional de Dios es un regalo que nadie tiene que ganar, solo recibir. 2 Corintios 5:18 nos dice: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo a través de Cristo y nos dio el ministerio de la reconciliación.” Juan Wesley definió la gracia en tres dimensiones: previniente, justificadora y santificadora.
La gracia previniente es el amor de Dios que nos recuerda que somos aceptados/as y amados/as por Dios desde nuestro nacimiento, y aun antes de nosotros/as amarle a Él. La gracia previniente dice «Te acepto como eres.»Esta es la gracia que nos recuerda que a la gente no hay que aceptarlas, hay que recibirlas, porque ya fueron aceptadas por Dios.La gracia justificadora es el amor incondicional de Dios que nos dice «Te quiero salvar». Este es el amor que encarnamos como iglesia cuando invitamos a las personas a decirle Si a Cristo, y recibir la salvación como un regalo de Dios. La gracia santificadora es el amor incondicional de Dios que nos dice «Te quiero transformar.» La gracia santificadora es el poder del Espíritu Santo que transforma al creyente, o lo que llamamos el proceso de santidad o perfección cristiana.
Si queremos que Jesucristo sea para todos/as necesitamos entender que la gente no llega transformada a la iglesia; sino que se le acepta como es, se le invita a una relación con Cristo, y se le acompaña en medio de su transformación.
2. Inclusividad: La inclusividad, aunque fue uno de los valores predominantes del ministerio de Jesús, ha tenido dificultades en la iglesia desde el inicio. La misma historia de Juan nos presenta cómo los escribas y fariseos entendían que eran un club de santos, mientras que Jesús veía su ministerio como un hospital de pecadores.¿Cómo la iglesia es inclusiva? Cuando tiene la apertura para recibir e incorporar a cualquier persona, no importa el nivel espiritual en que se encuentre; porque una vez le aceptamos, le vamos a invitar a relacionarse con Cristo, para que el Espíritu Santo le vaya transformando.
La inclusividad en ocasiones es incómoda para la iglesia, porque la expectativa de muchas personas es que la iglesia sea como algunos de los clubes exclusivos que existen en nuestro país, en donde pagamos por estar con cierto tipo de personas. Eso no es la iglesia. La iglesia es lo siguiente: un hospital de pecadores en donde hay personas que han sido recibidas pero no han aceptado a Cristo, personas que le han dicho Sí a Cristo y están empezando una transformación en sus vidas, y personas más maduras que lideran y guían la iglesia. En la iglesia hay espacio para todas las personas, no importa el nivel de madurez en que se encuentren. Quienes quieran rodearse solo de personas maduras, siempre tendrán problema con la inclusividad. Jesús no tuvo ese problema, y fue criticado. Por lo que las iglesias inclusivas siempre serán criticadas desde adentro de la iglesia y desde afuera, por aquellas personas que tienen una visión exclusivista de la iglesia.
3. Excelencia: El resultado de practicar la gracia y la inclusividad, es una iglesia y una comunidad agradecida. Y este agradecimiento es el motor que nos lleva a darle lo mejor a Dios en todo. Cuando hay agradecimiento, y reconocemos que Dios ha sido tan bueno con nosotros/as, el próximo paso es hacer un análisis de nuestras prioridades, para buscar la forma de que nuestro agradecimiento a Dios se vea reflejado en la forma en que administramos nuestros talentos, nuestro tiempo y nuestro dinero. Prioridades no son aquellas cosas que decimos que son importantes para nosotros/as, sino aquellas que reciben lo mejor de nuestros talentos, tiempo y dinero. Una iglesia que practica la excelencia, es una iglesia que entiende que vale la pena unirnos a la visión de la iglesia de que otras personas sean transformadas por esta gracia, y da lo mejor en todo.
4. Sacerdocio: Así como no tenemos que ganar el amor de Dios, tampoco las personas tienen que ganarse el derecho de servir a Cristo. Toda persona quees aceptada por Dios, que ha querido seguir a Cristo, y quiere ser transformada, tendrá espacio para servir en la iglesia, no importa su nivel de madurez espiritual. El servicio no viene como resultado de haber alcanzado cierto grado de madurez espiritual. El servicio es una disciplina espiritual que todo/a creyente debe practicar, porque el servicio transforma. Por medio del servicio una persona tiene la oportunidad deser un instrumento de Dios para transformar el mundo, tener propósito en su vida, conocer sus talentos y capacidades, y exponerse a experiencias que le transformarán para ser más como Cristo. Es decir, el servicio no es producto de la madurez cristiana, sino que es un medio que nos ayuda a madurar como cristianos/as. Si vemos el servicio como algo que nos tenemos que ganar, tendremos dificultad con entender el servicio como una oportunidad de madurar. Cuando creamos que alguien no puede servir porque es muy pecador/a, le invito a dos cosas: 1) ore para que esa oportunidad de servicio transforme a la persona, y 2) recuerde que si hablamos de pecado, es posible que muchos/as de los que estamos sirviendo, no lo pudiéramos hacer; porque no hay pecados grandes ni pequeños…“Quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra”.
5. Autenticidad: Pablo, el teólogo del Nuevo Testamento, fue sincero en sus escritos y habló de su lucha con el pecado cuando dijo: “En vez de lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer.20 Pero si hago lo que no quiero hacer, en realidad no soy yo quien lo hace, sino el pecado que está dentro de mí” Romanos 7:19-20. La autenticidad es reconocer en donde estamos, y que el Espíritu Santo está trabajando con nosotros/as. Si queremos que Jesucristo sea para tod@s, necesitamos dejar de aparentar y reconocer que somos obras en construcción. Esta autenticidad, más que hacernos daño, nos llevará a ser más compasivos, empáticos y solidarios unos con otros. A su vez, quienes quieran incorporarse a la iglesia, podrán ver que la iglesia es un espacio para sanar, no para ser juzgados.Santiago 5:16 dice: “confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados.”
6. Identidad: ¿Piensan ustedes que todo lo que he predicado es saludable para la iglesia? Todo lo que he predicado esta mañanaes producto de la doctrina metodista de la gracia; una doctrina sana que nos lleva a una espiritualidad saludable. Lamentablemente, no siempre los/as metodistas reconocemos lo saludable que es nuestra doctrina, porque a veces la menospreciamos o la reemplazamos por otras doctrinas que son más populares, pero menos saludables. Como metodistas no debemos seguir o creer en algo, porque sea popular, sino porque sea saludable y Cristocéntrico. La iglesia nunca puede comprometer la sana doctrina, aunque eso nos cueste. Si queremos que Jesucristo sea para tod@s y queremos ser una opción real para la comunidad, necesitamos vivir orgullosos/as de nuestra doctrina metodista, porque es saludable. Esa identidad metodista nos llevará a desaprender y rechazar aquellas doctrinas y teologías populares, pero no saludables, que llegan a la iglesia.
¿Hacia dónde nos estamos dirigiendo como iglesia? A ser una iglesia llena de gracia, inclusividad, excelencia, sacerdocio, autenticidad e identidad. A ser una iglesia que predique Un Jesucristo para tod@s. ¿Estamos siendo la iglesia que Dios quiere que seamos? Mientras sigamos el ejemplo de Jesús, y demos vida mediante la compasión, de seguro seremos la iglesia que Dios quiere que seamos.
“Yo te amo con amor eterno. Por eso te he prolongado mi misericordia.”
Jeremías 31:3
Excelente! Inspirador!
Meditemos profundamente en este poderoso mensaje y tratemos de practicarlo día a día. DLB.