Salmo 89:1
Durante el mes de septiembre del pasado año, se desarrolló un cuestionario para conocer la opinión de la congregación acerca de cuáles debían ser las prioridades de nuestra iglesia para el 2015. Nuestros líderes también fueron invitados a llenar un documento titulado “Sueño con una iglesia”, en donde presentaron sus sueños para nuestra iglesia para los próximos años. En adición, nos dimos a la tarea de hacer un censo en la comunidad y escuchar a la comunidad sobre cómo la iglesia podía aportar y servir a nuestro barrio. A continuación les presento los resultados de estos tres ejercicios para discernir cuáles debían ser las prioridades de la iglesia para el 2015.
La congregación estableció que las prioridades de la iglesia para el 2015 debían ser las siguientes, en este orden de prioridad: 1) Evangelizar la comunidad, 2) Desarrollar ministerios y actividades para la juventud y la niñez, y 3) Desarrollar proyectos para servir a la comunidad. Los líderes de nuestra iglesia dijeron que soñaban con una iglesia que de aquí a cinco años tuviera más membresía, más personas preparadas y activas en el servicio, más y nuevos líderes, más jóvenes y niños, más proyectos comunitarios, y que fuera más unida y madura. Por último, las personas de la comunidad nos dijeron que nuestra iglesia debía visitar los ancianos que están solos, ofrecer ayudas económicas a las familias necesitadas, y realizar actividades para la niñez y juventud.
El Consejo del Pacto de nuestra iglesia, nuestra junta administrativa y estratégica, analizó estos resultados y estableció que lo que se repetía continuamente, y por consiguiente debía ser la prioridad para el 2015 era lo siguiente: 1) Desarrollar y fortalecer los ministerios para la niñez y juventud, 2) Evangelizar la comunidad, 3) Desarrollar y fortalecer proyectos de servicio comunitario, 4) Desarrollar nuevos líderes, y 5) Practicar la generosidad, entendiendo que todas nuestras metas serán alcanzadas en la medida en que la iglesia diezme. En resumen, nuestro Consejo del Pacto estableció que la meta principal para el año 2015 es guiar a la iglesia a usar sus capacidades e invertir sus energías, tiempo y dinero en evangelizar y servir a todas las generaciones de nuestra comunidad, dando énfasis a la niñez y juventud. Esta meta incluye las cuatro metas principales que tenemos para este año: 1) CRECER: Aumentar la membresía de nuestra iglesia a través del evangelismo, 2) SERVIR: Desarrollar proyectos de servicio comunitario que impacten todas las generaciones, 3) DESARROLLAR: Que el 100% del laicado sirva en al menos un ministerio (con un énfasis en desarrollar la niñez y la juventud) y 4) DAR: Que el 100% del liderato y el 75% de la membresía diezme, entendiendo que practicar la generosidad nos dará la oportunidad de desarrollar todos los proyectos que tenemos en nuestro plan.
Ante esta realidad o diagnóstico, le hemos dado al año 2015 el siguiente tema: ¡Un Jesucristo para tod@s! Nuestra meta es que la iglesia sea un espacio en donde todas las generaciones (sin excluir a ninguna) puedan encontrarse con Dios, ser transformadas por su gracia y aceptar el reto de servir y dar. En particular, estamos muy interesados en que las nuevas generaciones (niñez y juventud) puedan ver nuestra iglesia como una opción real para suplir sus necesidades. Es por esta razón que el verso bíblico que escogimos para este año es uno que recoge todo este sueño que tenemos como iglesia: “¡Siempre cantaré acerca del amor inagotable del SEÑOR! Jóvenes y ancianos oirán de tu fidelidad.” (Salmos 89:1 NTV). Nuestro sueño es que esta iglesia sea una comunidad en donde niños, jóvenes, adultos y ancianos puedan aprender a amar a Dios sobre todas las cosas. El sueño es que esta iglesia siga creciendo año tras año y se renueve con una membresía de diferentes edades. Soñamos con que esta iglesia no sea solo la iglesia para los que estamos viviendo en el 2015, sino la iglesia de nuestros hijos y nietos.
La pregunta clave en todo esto es la siguiente: ¿Cómo la iglesia logra ser una comunidad en donde todas las generaciones puedan aprender a amar a Dios? Yo les tengo tres respuestas: 1) Enfocándonos en la misión, 2) adaptándonos sin comprometer el mensaje de Jesús, y 3) conociendo nuestras fortalezas. Cuando hablamos de enfocarnos en la misión me refiero a que la iglesia tiene un propósito o razón de ser que es eterno: hacer discípulos de Cristo para transformar el mundo. La historia mundial y la experiencia de muchas denominaciones cristianas alrededor del mundo nos dejan ver que una de las razones por las cuales las iglesias mueren y no se renuevan, es que dejan de enfocarse en su razón de ser o misión. Por otro lado, las iglesias que crecen y logran tener una membresía representativa de todas las generaciones son aquellas que no tan solo piensan en las necesidades de sus miembros, sino en las de aquellos y aquellas que no participan de la iglesia. Las iglesias que crecen muestran un enfoque externo, buscando amar, escuchar, entender y evangelizar a quienes no están en la iglesia. Las iglesias que crecen y se renuevan son aquellas que tienen presente su misión en cada decisión que toman. Se preguntan, “Esta decisión que vamos a tomar, ¿Nos ayuda a hacer discípulos de Cristo para transformar el mundo?” La misión no son solo palabras en un documento, sino que es el asunto más importante de la iglesia.
Enfocarnos en la misión bajo ninguna circunstancia es descuidar a quienes están en la iglesia, sino que buscamos crecer, renovarnos y alcanzar a quienes no están en la iglesia, mientras nutrimos, cuidamos y formamos a quienes ya son parte de la iglesia. Enfocarnos en la misión es entender que tan importante son los que son parte de la iglesia, como los que no están. Enfocarnos en la misión es escuchar y entender las necesidades de todas las generaciones de nuestra comunidad. Es derribar las barreras que nos separan de las personas a quienes debemos evangelizar, y por el contrario, hacer puentes para acercarlos a Cristo y a la iglesia.
Otra de las formas en que como iglesia podemos lograr que todas las generaciones aprendan a amar a Dios, es adaptarnos sin comprometer el mensaje de Jesús. Adaptarse no significa perder nuestra identidad como iglesia cristiana metodista. Adaptarse significa hacer la diferencia entre lo que puede cambiar y lo que no puede cambiar en la iglesia. En la iglesia hay cosas que no pueden cambiar: la misión (evangelización), nuestra doctrina cristiana metodista, nuestros valores cristianos, la centralidad de la Biblia y Jesucristo, la importancia de una fe personal auténtica, la práctica de las disciplinas espirituales, el servicio al prójimo, la adoración comunitaria, el utilizar la razón, entre otras cosas. Sin embargo, hay cosas en la iglesia que deberían cambiar si queremos una iglesia viva y en crecimiento.
Adaptarse no se trata de incorporar lo nuevo, simplemente porque es nuevo. Se trata de cumplir con nuestra misión de la mejor forma que lo podamos hacer. Por ejemplo, la forma de evangelizar en el pasado era a través de predicaciones a las multitudes, y la gente no tenían inconveniente con eso. Juan Wesley dedicada gran parte de su tiempo a predicar a las multitudes, al igual que lo han hecho evangelistas muy conocidos de nuestro país por las pasadas décadas. Sin embargo, hoy día la gente quiere contacto personal e íntimo, en donde podamos hablarle de Cristo según sus necesidades y preguntas. El evangelismo personal permite ese diálogo. Por tal razón, esta iglesia está haciendo una transición de un evangelismo de grandes masas a uno personal. Esa es la razón por la cual tenemos en nuestra iglesia lo que llamamos “cultos evangelísticos en casa”, que tienen el fin de que hagamos el esfuerzo de invitar a personas a nuestra iglesia de forma personal. El evangelismo personal no compromete el mensaje de Jesús, todo lo contrario, lo afirma; ya que Jesús mismo lo practicó.
Adaptarnos sin comprometer el mensaje de Jesús es mantenernos abiertos a la posibilidad de cambiar cuando sea necesario, manteniendo a Jesucristo y la Palabra de Dios como el centro de todo. Cuando hubiera que hacer cambios, estos se evaluaran, se dialogaran y se realizan con la mayor sabiduría del mundo. No se cambia por cambiar, sino cuando la misión lo requiere. Cambiamos sin perder de perspectiva que no buscamos asombrar o llamar la atención, sino transformar vidas, porque ese es nuestro sueño.
Por último, si queremos que todas las generaciones aprendan a amar a Dios necesitamos conocer nuestras fortalezas. Como iglesia necesitamos identificar qué es lo que nosotros podemos ofrecer a la niñez, juventud y adultez de nuestra comunidad. No podemos alcanzar a todas las generaciones de la comunidad, y en particular a la niñez y la juventud, si no conocemos qué es lo especial y extraordinario que podemos ofrecerle como iglesia. ¿Cuáles son algunas de las fortalezas que tenemos como iglesia que podemos ofrecer a la comunidad? 1) AMOR: Somos una iglesia puertas abiertas. En esta iglesia no se juzga a la gente, sino que se le ama. Aquí se predica el arrepentimiento, pero con compasión y solidaridad. 2) BALANCE: Somos una iglesia con una adoración apasionada, pero llena de entendimiento y razón. 3) PALABRA: Somos una iglesia que ofrece predicaciones cristocéntricas y de calidad. 4) VARIEDAD: Tenemos ministerios para infantes, niñez, juventud, hombres y mujeres. 5) CUIDADO PASTORAL: Somos una iglesia en donde el Pastorado y el laicado se preocupa por la necesidades de los demás. 6) PROPOSITO: Somos una iglesia que sabemos que el evangelio incluye una santidad personal como una santidad social que buscar transformar el mundo, y que todos tenemos una misión que cumplir. 7) EQUIDAD: Somos una iglesia que creemos en la equidad entre el hombre y la mujer. 8) SALUD: Somos una iglesia con la mejor doctrina cristiana del mundo. Nuestra enseñanza es sana y trae salud. Estas ocho fortalezas son las que debemos ofrecer con mucho orgullo a nuestra comunidad.
En Europa hoy se vive lo que se conoce como el post-cristianismo: la época luego del cristianismo. Las iglesias hoy son museos para los millones de turistas que les visitan. Las iglesias que se congregaban en estos templos tan hermosos no pudieron hacer de la iglesia una opción real para las nuevas generaciones, y murieron. Los estudiosos del tema dicen que Estados Unidos va por el mismo camino, a menos que haga cambios radicales; siendo los cambios más significativos los que le acabo de mencionar: enfocarse en la misión y adaptarse sin comprometer el mensaje de Jesús. Valoremos nuestras fortalezas, usemos nuestras capacidades e invertimos nuestras energías, tiempo y dinero en evangelizar y servir a todas las generaciones de nuestra comunidad, dando énfasis a la niñez y juventud. De esa forma podremos decir como el Salmo 89:1: “¡Siempre cantaré acerca del amor inagotable del SEÑOR! Jóvenes y ancianos oirán de tu fidelidad.”
Un mensaje para ponerlo en práctica ya..DTB