Mateo 1:18-25
Hoy celebramos el cuarto y último domingo de Adviento, época en donde esperamos con expectación el nacimiento de Jesús. Durante el tiempo de Adviento encendimos las velas de la Esperanza, la Paz y el Gozo. Hoy, encenderemos la vela del Amor. ¿Habrá mejor forma de explicar lo que es amor que el nacimiento de Jesús? No hay duda de que el evento que estamos por celebrar el Día de Navidad es un ejemplo extraordinario de lo que es el amor. El nacimiento de Jesús es la oportunidad para entender que el amor no solo es una emoción o un sentimiento, sino una acción. El amor más que un sustantivo, es un verbo.
Mateo 1:18-25 nos dice: “El nacimiento de Jesucristo fue así: María, la madre de Jesús, estaba comprometida con José, pero antes de unirse como esposos se encontró que ella había concebido del Espíritu Santo. 19 José, su marido, era un hombre justo y quiso dejarla secretamente, pues no quería denigrarla. 20 Mientras José reflexionaba al respecto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu mujer, porque su hijo ha sido concebido por el Espíritu Santo. 21 María tendrá un hijo, a quien pondrás por nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» 22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor dijo por medio del profeta: 23 «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Emanuel, que significa: “Dios está con nosotros.”» 24 Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado y recibió a su mujer, 25 pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito. Y le puso por nombre JESÚS.”
José estaba a punto de darle el divorcio a María, de forma secreta, porque María estaba embarazada. José estaba comprometido legalmente con María, pero todavía no vivían juntos, así que José estaba seguro de que ese bebé no era suyo. La ley decía que María debía ser apedreada hasta la muerte, por este acto de infidelidad hacia su prometido. José amaba tanto a María, que prefirió darle el divorcio de forma secreta y no exponerla a la pena de muerte. En medio de ese proceso un ángel del Señor se le aparece a José y le invita a aceptar a ese niño como suyo, porque el bebé había sido concebido por el Espíritu Santo. Además, le dijo que le debía poner por nombre Emanuel, que significa “Dios con nosotros”. ¿Cuál es el propósito de ponerle este nombre a Jesús?
Mateo está citando la profecía de Isaías 7:14: “Pues ahora el Señor mismo les dará una señal: La joven concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel”. Hay un detalle muy importante de esta profecía de Isaías. Cuando leemos esta profecía en Isaías 7 y 8 nos damos cuenta de que muy probablemente esta profecía no se refería originalmente a Jesús. En estos capítulos de Isaías nos damos cuenta de que el pueblo de Judá estaba en guerra y tenía muchas probabilidades de perder la batalla. En medio de ese contexto Jehová le dice que les daría una señal de Él estaba con ellos e iban a tener la victoria. Esa señal sería el nacimiento de un niño, hijo de una joven que probablemente era esposa del profeta, que se llamaría Emanuel; que significa “Dios con nosotros”. Cuando Jesús está por nacer, Mateo tenía conocimiento de esta profecía de Isaías y la aplica ahora a Jesús. Mateo le da un nuevo significado a la profecía de Isaías 7:14 y establece que al igual que aquel niño llamado Emanuel fue una señal de que Dios estaba con el pueblo, ahora Jesús sería una señal visible de la presencia de Dios entre el pueblo. No hay duda de que la diferencia entre el Emanuel de Isaías 7 y Jesucristo es abismal. El Emanuel de Isaías sería la señal visible de la presencia de Dios en medio del pueblo para esa generación. Jesús sería la señal visible de la presencia de Dios para toda la eternidad. Jesús sería lo que hoy llamamos la encarnación de Dios en el mundo, que traería esperanza y salvación a toda la humanidad por todas las generaciones.
La llegada de Jesús viene a ser entonces un acto de solidaridad de Dios con el mundo. Dios nos ama tanto que decidió encarnarse en un niño para que tengamos la certeza de que nos ama y está con nosotros. Juan 3:16 resume este acto de amor cuando dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”. 1 Juan 4 también nos explica este acto de amor de Dios hacia nosotros: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él.” Cuando nosotros vemos entonces el nacimiento de Jesús, la profecía de Isaías y la encarnación de Dios, entendemos que Dios nos ama, y lo que verdaderamente significa la Navidad: Un acto de amor de Dios hacia nosotros, de tal manera que tengamos la certeza de que Dios está con nosotros.
El nacimiento de Jesús nos enseña entonces lo que es el amor: actos de solidaridad que permitan a las personas experimentar y tener la certeza de que Dios está con ellas. Desde la perspectiva de la Navidad, el amor no es una emoción, ni un sentimiento, sino una acción. El amor nos debe llevar a actos de solidaridad que permitan a las personas experimentar y tener la certeza de que Dios está con ellas. 1 Juan 4 nos hace precisamente esa invitación: “Amados, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos unos a otros.” ¿Cómo podemos amar de esta forma en que Dios lo hizo al enviar a su hijo a nacer? Cuando visitamos a alguien que ha sufrido una pérdida y le acompañamos durante el duelo. Cuando visitamos a un enfermo y le traemos alegría y paz. Cuando nos acercamos a alguien que regularmente es juzgado por las personas por su orientacion sexual, su forma de vestir, su forma de peinarse, o por sus tatuajes, y les tratamos con respeto. Cuando llamamos a alguien que hace tiempo no viene a la iglesia y le expresamos cuanto le amamos. Cuando sabemos que alguien no tiene dinero para comprar comida y llegamos con una compra a su casa. Cuando realizamos actos de solidaridad a los de nuestra familia (parejas, hijos, nietos, hermanos) como lo hizo José; que amó a María evitando que fuera apedreada según la ley. Les presento un video que nos ayudará a entender lo que es el amor: Un acto de amor.
Santa Teresa de Ávila dijo en una ocasión: «No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho». El nacimiento de Jesús es la oportunidad para entender que el amor no solo es una emoción o un sentimiento, sino una acción. El amor, más que un sustantivo, es un verbo. ¿A quién puedo amar en esta Navidad? ¿Cómo puedo ser un instrumento de la presencia de Dios? Amemos como lo hizo Dios, de tal forma que las personas puedan experimentar y tener la certeza de que Dios está con ellas.
“Dios de amor, esperamos tu llegada con mucha expectación. En esta semana final antes de Navidad, permite que todo lo que hagamos sea una expresión de tu amor. Gracias por esta experiencia de juntos haber celebrado estas semanas de Adviento. Bendícenos ahora que estamos próximos a celebrar la Navidad: la señal visible de tu presencia en medio nuestro. En el nombre de Jesús, Amen.”