Salmo 126
¡Qué bueno llegó la Navidad! Hoy celebramos nuestro tercer domingo de Adviento, y estamos a solo días de celebrar la Navidad. Ya podemos sentir un espíritu de alegría entre nosotros al esperar con entusiasmo uno de los días más importantes de la tradición cristiana: El día en que celebramos el nacimiento de Jesús. En la tradición cristiana este tercer domingo de Adviento se le conoce como Gaudete que significa “Regocíjense”. El tercer domingo de Adviento tiene como tema central el gozo, porque es una invitación al pueblo cristiano a celebrar con antelación y expectativa el nacimiento de Jesucristo. En nuestra corona de Adviento, la vela que corresponde al gozo es color rosado (en vez de púrpura), con el fin de celebrar este domingo particular de Adviento. Hoy al finalizar nuestra predicación, encenderemos la vela del gozo, junto a las velas de la esperanza y la paz.
Culturalmente, la época navideña es una que tiende a llevarnos a emociones muy profundas. Por un lado, sentimos alegría por las fiestas, las decoraciones, los regalos y el frío que tanto extrañamos durante el año. Por otro lado, es una época con un ritmo acelerado que causa ansiedad, debido a los múltiples compromisos y la compra de regalos. En adición, también es una época triste para aquellos que estamos pasando por momentos de duelo. ¿Cómo experimentamos el verdadero gozo en esta Navidad? Al estudiar el Salmo 126, entenderemos que el verdadero gozo se disfruta al celebrar la manifestación de Dios en nuestras vidas y en el mundo. Hoy veremos que la Navidad es un tiempo de gozo porque celebramos la manifestación de Dios en el mundo a través del nacimiento de Jesús. ¡Es un tiempo de alegría por la promesa cumplida del Mesías!
El Salmo 126 es la tercera parte de la película. La primera parte de la película se presenta en Babilonia, en donde el pueblo judío estaba en cautiverio, sin esperanza de regresar a su tierra. En el cautiverio Dios levanta a un profeta (540 a.C.), conocido como el 2do Isaías, para profetizar que Dios les perdonaba y que era tiempo de regresar a casa. Jehová cumplió su promesa y en el 538 Ciro (emperador de Persia) les liberó para regresar a su tierra. La segunda parte de la película se presenta en Jerusalén; cuando el pueblo regresa a su tierra y se encuentra con que todo estaba en ruinas, incluido su templo. El pueblo estaba intentando organizarse para reconstruir el templo, pero no lo lograban porque eran incapaces de trabajar en equipo y en paz. En medio de esta realidad se levanta el 3er Isaías para profetizar que iban a lograr reconstruir el templo, pero que para eso tenían que trabajar en paz. Trabajar en paz ayudaría a que las futuras generaciones pudieran disfrutar del templo y de paz.
En el año 520 comenzó la reconstrucción del templo, y en el 515 la obra se completó. La tercera parte de la película se presenta entonces en el templo ya reconstruido. En medio del gozo y la alegría por la manifestación de Dios, que les libertó de la esclavitud en Babilonia y les había permitido reconstruir el templo, el pueblo entra por el templo cantando con alegría. El Salmo 126 es un cántico de júbilo por la intervención de Dios en medio del pueblo:
Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén,
¡fue como un sueño!
2 Nos llenamos de risa
y cantamos de alegría.
Y las otras naciones dijeron:
«Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos».
3 ¡Así es, el Señor ha hecho maravillas por nosotros!
¡Qué alegría!
Este es un salmo de triunfo, celebración y gratitud a Dios por que la cautividad había terminado y ahora podían adorar nuevamente en su templo. Es un salmo que expresa la alegría de vivir un momento que por mucho tiempo parecía solo un sueño. El pueblo, a través de estos cánticos de júbilo, celebró que Dios había cumplido sus promesas, que su intervención había llegado y que ahora disfrutaban de la manifestación de Dios. Estos tres versos no expresan el deseo de una futura intervención de Dios (como en el pasado), sino el gozo de la intervención de Dios. Al leer el salmo y entender su contexto, podemos entender cuál es el verdadero significado del gozo: la celebración de la manifestación de Dios. El gozo es la celebración de que Dios ha cumplido sus promesas y que su intervención ha llegado. El gozo es un cántico de júbilo que celebra la presencia de Dios en medio de nosotros. El gozo no tiene que ver con el futuro, sino con el presente. El gozo no espera algo de Dios, el gozo celebra lo que Dios ha hecho.
El gozo es mucho más que una emoción, es una decisión. Es la decisión de abrir los ojos espirituales y ver a Dios actuando en nuestras vidas y en el mundo. El gozo es la decisión de fijar nuestra atención en lo que Dios ha hecho, en vez de fijar nuestra atención en lo que no ha hecho. El gozo es una decisión porque no siempre nuestras mentes se fijan en lo que Dios ha hecho, sino en lo que no ha hecho; no siempre se dedica a agradecer, sino a pedir lo que falta. El gozo es la acción de celebrar que Dios está en medio nuestro todo el tiempo, no importa las circunstancias que estemos viviendo. Por eso una persona puede tener gozo en cualquier momento de la vida, porque Dios siempre está presente. En medio de la tristeza una persona puede tener gozo porque el gozo es mucho más que una emoción, es reconocer que Dios está con nosotros como dice Isaías 12:
«Cantad a Jehová, aclamad su nombre,
haced célebres en los pueblos sus obras,
recordad que su nombre es engrandecido.
5 Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas;
sea sabido esto por toda la tierra.
6 Regocíjate y canta, moradora de Sión;
porque grande es en medio de ti
el Santo de Israel.»
¿Por qué la época de Adviento y Navidad es una de gozo? Porque la Navidad es la celebración de la manifestación de Dios a través de Jesucristo. La Navidad es el momento en que celebramos la encarnación de Dios en el mundo. Dios se hizo presente en el mundo a través de un niño llamado Emanuel, que significa “Dios con nosotros”. La Navidad es la intervención de Dios en el mundo para liberarnos del pecado por medio de nuestro Redentor Jesucristo. La Navidad es la promesa cumplida del Mesías que traería salvación al mundo.
Si la Navidad es tiempo de gozo, ¿Cómo podemos disfrutar de este gozo y celebrar la manifestación de Dios a través de Jesucristo? Es imposible mirar la Navidad como la intervención de Dios en el mundo por medio de nuestro Redentor Jesucristo, si ponemos nuestra atención en las fiestas, decoraciones, comidas y regalos. Para celebrar la manifestación de Dios a través de Jesús y disfrutar de este gozo necesitamos tomar la decisión de aquietarnos y fijar nuestra atención en el hecho de que Jesús es la promesa cumplida del Mesías para el mundo. Nuestras tradiciones navideñas son muy hermosas (la mayoría de ellas), pero tienen el potencial de llenarnos la agenda y la mente con demasiadas cosas; impidiéndonos celebrar el nacimiento de Jesús. El gozo es mucho más que la emoción por las tradiciones culturales, sino la decisión de celebrar la llegada del Mesías.
¿Podemos disfrutar del gozo en esta Navidad si hemos sufrido una pérdida y estamos pasando un tiempo de duelo? La época navideña es un tiempo para repasar todo lo que ha ocurrido en el año, por su proximidad al año nuevo y porque acostumbramos compartir con nuestras familias. No hay duda de que a nuestra mente vendrán los momentos más significativos del año, y extrañaremos a las personas que hemos perdido. No hay nada malo en darle paso a la tristeza cuando experimentamos duelo, porque es una emoción muy normal. Sin embargo, el gozo y el duelo pueden coexistir. En medio de nuestro duelo, podemos decidir fijar nuestra mirada en cómo Dios ha estado con nosotros durante este año y celebrar su presencia en nuestras vidas. En medio de la tristeza, podemos celebrar la fidelidad de Dios. Vivir con gozo en medio del duelo es hacer esta oración durante esta época de Navidad:
“Cuando he perdido mi camino, Dios está presente. Cuando he sido encontrado, Dios está presente. Cuando todo a mi alrededor es caos, Dios está presente. Cuando todo a mi alrededor es paz, Dios está presente. Cuando enfrento la tragedia, Dios está presente. Cuando enfrento la victoria, Dios está presente. Gracias Dios porque en todo tiempo estás presente. Amén.”
Un ejemplo bíblico de lo que significa regocijarse en Dios y celebrar su manifestación lo es María, la madre de Jesús. En Lucas 1:46-55 se nos dice que María se tomó un tiempo para celebrar la llegada del Mesías a través de un cántico que hoy conocemos como el Magnificat:
Entonces María dijo:
«Mi alma glorifica al Señor,
47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
48 Pues se ha dignado mirar a su humilde sierva,
Y desde ahora me llamarán dichosa
por todas las generaciones.
49 Grandes cosas ha hecho en mí el Poderoso;
¡Santo es su nombre!
50 La misericordia de Dios es eterna
para aquellos que le temen.
51 Con su brazo hizo grandes proezas,
y deshizo los planes de los soberbios.
52 Derrocó del trono a los poderosos,
Y puso en alto a los humildes.
53 A los hambrientos los colmó de bienes,
y a los ricos los dejó con las manos vacías.
54 Socorrió a su siervo Israel,
y se acordó de su misericordia,
55 de la cual habló con nuestros padres,
con Abrahán y con su descendencia para siempre.»
¿Podemos hoy, al igual que María, regocijarnos por el nacimiento de nuestro Salvador? Hagamos realidad la invitación que nos hace 1 Tesalonicenses 5:16-18 que dice: “Estén siempre gozosos. 17 Oren sin cesar. 18 Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.” ¡Cantemos con júbilo que ha llegado la Navidad!
Nos regocijamos en el Señor siempre. Bello mensaje. DTB