1 Pedro 2:1-10
¡Feliz aniversario iglesia! Hoy comenzamos la celebración de nuestro aniversario #80, que se extenderá durante todo el mes de agosto. Hemos escogido como tema para este aniversario “80 años diciéndole Sí a Cristo”. Durante todo el mes de agosto estaremos agradeciendo a Dios por la Iglesia Metodista Samuel Culpeper (IMSC), y la bendición que es la iglesia cristiana en nuestras vidas. Además, resaltaremos la importancia de la iglesia cristiana como el vehículo que Dios usa para salvar y transformar el mundo. Cada domingo escucharemos testimonios de agradecimiento a Dios por la iglesia cristiana y por nuestra iglesia local. La meta es sentir orgullo por ser parte de la iglesia cristiana y de la IMSC.
Hoy comenzaremos discutiendo el texto bíblico base de la celebración de aniversario que se encuentra en 1 Pedro 2:1-10. Este texto nos ayudará a contestar las siguientes preguntas: ¿Qué es la iglesia cristiana? ¿Cuál es su propósito o razón de ser? ¿Por qué la gente necesita a la iglesia cristiana? ¿Por qué la gente necesita a la Iglesia Metodista Samuel Culpeper? El propósito de esta predicación será afirmar que la iglesia cristiana vale la pena. Por eso hemos titulado este mensaje “La iglesia…¡vale la pena!”. Comencemos contestando las dos primeras preguntas: ¿Qué es la iglesia cristiana? ¿Cuál es su propósito o razón de ser? Para contestarlas utilizaremos el texto de 1 Pedro 2:1-10:
“Por lo tanto, desechen toda clase de maldad, todo engaño e hipocresía, envidias y toda clase de calumnia. 2 Busquen, como los niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos, 3 si es que han probado ya la bondad del Señor. 4 Acérquense a él, a la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y preciosa. 5 Y ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucristo. 6 Por eso dice la Escritura: «¡Miren! Yo pongo en Sión la principal piedra angular, escogida y preciosa; y el que crea en ella no será avergonzado.» 7 Para ustedes, los que creen, él es de gran valor; pero para los que no creen: «La piedra que desecharon los edificadores
ha llegado a ser la piedra angular», 8 y también: «Una piedra de tropiezo,
y una roca que hace tropezar.» Porque al ser desobedientes, ellos tropiezan en la palabra, para lo cual estaban ya destinados. 9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. 10 Antes, ustedes no eran un pueblo; ¡pero ahora son el pueblo de Dios!; antes no habían sido compadecidos, pero ahora ya han sido compadecidos.
Este texto tiene dos imágenes que nos explican qué es la iglesia y su razón de ser. Los versos 4-5 dicen: “Acérquense a él, a la piedra viva que los hombres desecharon, pero que para Dios es una piedra escogida y preciosa. 5 Y ustedes también, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepte por medio de Jesucristo.”
La primera imagen es la iglesia como un templo o casa espiritual. En el Antiguo Testamento (AT) la presencia de Dios se albergaba en el templo. La muerte de Jesús rompió con esa realidad, y ahora el Espíritu de Dios ya no está encapsulado en el templo. Con su muerte, Cristo viene a ser la piedra viva (el fundamento) en el cual se construye un nuevo templo que ya no es material, sino espiritual. Ese nuevo templo espiritual y no material donde habita la presencia de Dios es la iglesia. El verso 5 nos dice que si Cristo es la piedra viva o el fundamento de este nuevo templo espiritual, al estar cerca de Cristo los creyentes somos también piedras vivas que construyen este templo o casa espiritual en donde habita la presencia de Dios. Cristo es la primera (y más importante) piedra del nuevo templo espiritual, y la iglesia las demás piedras vivas que construyen el mismo. En pocas palabras, la iglesia es el nuevo templo espiritual (y no material) que porta la presencia de Dios.
La segunda imagen es la iglesia como sacerdocio santo. En el AT, los sacerdotes eran intermediarios entre Dios y el ser humano; representaban la presencia de Dios en el mundo, eran los embajadores de Dios. Con la muerte de Jesús, cada creyente se convierte ahora en un sacerdote que tiene la misión de ser intermediario entre Dios y el ser humano. La iglesia está compuesta de sacerdotes y sacerdotisas que representan a Dios en el mundo y utilizan los dones que Dios les ha dado para acercar a la gente a Dios. 2 Corintios 5:20 lo explica muy bien cuando dice: “Así que somos embajadores en nombre de Cristo, y como si Dios les rogara a ustedes por medio de nosotros, en nombre de Cristo les rogamos: «Reconcíliense con Dios».” La iglesia es sacerdocio santo porque, al igual que Cristo, busca reconciliar al mundo con Dios. ¿Cómo la iglesia reconcilia al mundo con Dios? “Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.” La iglesia es sacerdocio santo cuando testifica de Jesús con sus palabras y acciones.
¿Qué entonces es la iglesia según 1 Pedro? ¿Cuál es su propósito o razón de ser? La iglesia es el instrumento que Dios usa para salvar y transformar el mundo; es la presencia de Cristo en el mundo (templo espiritual) y quien reconcilia al mundo con Dios a través de la proclamación el evangelio de Cristo (sacerdocio santo).
¿Por qué la gente necesita la iglesia en su vida cristiana? ¿Acaso no se puede ser instrumento de salvación y transformación de manera individual, sin tener que ser parte de una iglesia local? ¿Acaso no podemos ser templo espiritual y sacerdocio santo sin ser parte de una iglesia local? Tengo dos respuestas para estas preguntas. En primer lugar, nadie puede vivir la vida cristiana en soledad. Hebreos 10:24-25 nos dice: “Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. 25 No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca.” Las crisis, el desánimo y la duda le llegan a todos/as. Todo creyente necesita de un grupo de apoyo que le acompañe y estimule en medio de su jornada de fe. En segundo lugar, solo en medio de una comunidad es que podemos crecer y aprender a ser como Cristo. 1 Tesalonicenses 5:11 nos dice: «Por eso, anímense los unos a los otros, y ayúdense a fortalecer su vida cristiana, como ya lo están haciendo.» La iglesia es la escuela de los/as creyentes; en donde no somos juzgados, sino ayudados a ser más como Cristo. Hay cosas que no se pueden aprender desde la soledad. Por ejemplo, no se puede aprender a amar sino en una comunidad en donde podamos practicar el amor.
¿Cuántos damos gracias a Dios por esa comunidad de fe en donde somos apoyados y aprendemos a ser más como Cristo? Hoy damos gracias por las iglesias que Dios ha puesto en nuestro camino para bendecirnos; pero sobre todas, queremos dar gracias por la IMSC. Por los pasados 80 años, la Iglesia Metodista Samuel Culpeper ha sido el instrumento que Dios ha usado para salvar y transformar la comunidad de Naranjito, ha sido la presencia de Cristo en esta comunidad y quien ha reconciliado esta comunidad con Dios a través de la proclamación el evangelio de Cristo. ¿Cuántos damos gracias a Dios por la IMSC? ¿A cuántos les gusta su iglesia?
Hace unos días atrás tuve la oportunidad de ir al Yunque (Bosque Nacional) junto a mi novia Heidy. Fueron dos horas para subir hasta la parte más alta (el pico) y dos horas para regresar. Durante el camino nos cansamos, y en ciertos momentos nos preguntamos si valía la pena subir hasta el pico, o si debíamos regresar. Gracias a Dios, comenzamos a animarnos el uno al otro. Nos dijimos “no te quites”, “pronto llegamos a la cima”, “vale la pena”. Al llegar a la cima, se nos fueron todos los dolores y disfrutamos de una vista espectacular. En la cima, nos dijimos el uno al otro: “Vale la pena”.
La iglesia no es perfecta, porque está compuesta por gente imperfecta. Al igual que en una familia, la iglesia es una gran familia con sus propios conflictos. Estos conflictos tienen el potencial de drenarnos, desanimarnos, cansarnos y de hacernos regresar a la vieja vida. Incluso, hay personas que no desean participar de una iglesia por los conflictos que se dan en ella. Sin embargo, hoy quiero afirmar junto a ustedes algo muy importante: La iglesia vale la pena. Aunque a veces el camino es largo y difícil, ese camino vale la pena porque continuamente llegamos a la cima y podemos apreciar y disfrutar de vidas transformadas por el amor de Cristo, personas que mueren a la vieja vida y comienzan una nueva vida en Cristo, matrimonios y familias que son restauradas por el poder de Cristo, generación tras generación adorando a Dios. La iglesia no tiene que ser perfecta para que valga la pena y para que la necesitemos. Cristo no la fundó para que fuera perfecta, sino para que fuera el instrumento para salvar y transformar el mundo, para que fuera su presencia en el mundo, para que reconciliara al mundo con Dios a través de la proclamación el evangelio, para ser un grupo de apoyo y para ser la escuela de los creyentes. Sintamos orgullo de ser parte de la iglesia cristiana y celebremos con alegría los 80 años de esta iglesia diciéndole Sí a Cristo. La iglesia…¡vale la pena!
9 Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. 10 Antes, ustedes no eran un pueblo; ¡pero ahora son el pueblo de Dios!