Mateo 1:1-25
Caos, dolor, enfermedad, guerra, disfuncionalidad, maltrato, abuso, muerte, oscuridad, divorcios, pérdidas, decepciones. Llega el momento en que nos preguntamos si hay esperanza en el mundo. Nos preguntamos donde está Dios en todo esto. Nos preguntamos si algo Dios podrá hacer. ¿Estará Dios ganando la batalla? ¿Cómo vivimos en un mundo así?
Hoy al culminar la serie Una Navidad Diferente, quiero que entendamos que ante la realidad que vivimos, que parece ser una desesperanzadora y triste, algo Dios está haciendo en medio de las circunstancias complejas de la vida, y que la única opción que tenemos es esperar pacientemente en Dios. Celebrar Una Navidad Diferente incluye la paciencia, que nos es otra cosa que saber que Dios puede hacer lo que parece imposible, y que hay que vivir esperando lo mejor de Dios, y no lo peor del mundo. La época de Adviento/Navidad nos recuerda que la única opción es vivir con esperanza. Sin esperanza podemos estar vivos físicamente, pero muertos internamente. Con esperanza, podemos estar viviendo un caos, pero estar internamente fortalecidos por la gracia de Dios. Con paciencia y esperanza podemos afirmar que algo Dios hará, aunque nuestros ojos no siempre puedan ver la mano de Dios. Eso fue lo que Mateo nos quiso enseñar al escribir la famosa genealogía que aparece en Mateo 1.
Mateo 1:1-17 es lo que conocemos como la genealogía de Jesús. Una genealogía es un recuento o registro de los descendientes de una persona, grupo o tribu. El autor del Evangelio de Mateo se tomó el tiempo para desarrollar un recuento de todas la generaciones que antecedieron a Jesús. Esta genealogía tiene varios detalles que son importantes señalar. En primer lugar, la genealogía registra catorce generaciones, tres veces; siendo catorce un múltiplo de 7. ¿Qué nos quiso decir el autor con esta simbología numérica? Siendo el siete un número que representa la perfección, Mateo nos quiere decir que Jesús llegó en el momento perfecto. El plan de Dios fue que Jesús llegara en ese momento de la historia de la humanidad. Jesús no llegó tarde.
En según lugar, la genealogía tiene el propósito de vincular a Jesús con la comunidad judía, en particular con Abraham y David. La comunidad a la cual Mateo se dirige era una mayormente judía, y Mateo quería evidenciar que Jesús era el Mesías esperado desde sus antepasados Abraham y David; cumpliendo así las profecías, como la del profeta Isaías (11:1-2): “Del tocón de la familia de David saldrá un brote. Sí, un Retoño nuevo que dará fruto de la raíz vieja. Y el Espíritu del Señor reposará sobre él: el Espíritu de sabiduría y de entendimiento, el Espíritu de consejo y de poder, el Espíritu de conocimiento y de temor del Señor.”
En tercer lugar, la genealogía tiene el propósito de mostrar cómo personas imperfectas y menospreciadas por la sociedad (hombres imperfectos y cinco mujeres son parte de la genealogía), fueron parte del plan de Dios para traer a Jesús al mundo. Mateo quiere resaltar que Dios se movió en medio de circunstancias muy complejas y personas imperfectas para cumplir su propósito. Nada pudo detener el plan de Dios.
En resumen, la genealogía presenta que Jesús fue el Mesías esperado, descendiente de Abraham y David, que llegó en el momento perfecto y a través de personas imperfectas. Esta genealogía es una forma de resaltar la capacidad y el poder de Dios para lograr su plan. La genealogía presenta a Dios como el arquitecto del nacimiento de Jesús. Mateo nos quiere comunicar algo muy importante: aun cuando las cosas parecen estar perdidas y no tener solución, Dios siempre llega a tiempo y puede hacer lo imposible. Y si Dios siempre llega a tiempo y nada hay imposible para El, nuestra tarea es esperar creyendo.
Nada es imposible para Dios. Dios es experto en lo imposible, por eso es Dios. En medio del caos, dolor, enfermedad, guerra, disfuncionalidad, maltrato, abuso, muerte, oscuridad, divorcios, pérdidas y decepciones de la vida, hay un Dios que se está moviendo, para el cual no hay nada imposible y que siempre llega a tiempo.
El tiempo de Adviento, en el que estamos ahora mismo, es precisamente un tiempo que proclama la necesidad de esperar en un Dios capaz de realizar lo imposible. Adviento es la época en que proclamamos que Jesús está por nacer, que el Rey de Israel nacerá, que el Mesías ha llegado. Esta es la época en que estamos en la expectativa del nacimiento de Jesús, y recordamos la importancia de esperar en aquel que fue el arquitecto de este nacimiento y que todavía se está moviendo en medio de las circunstancias más complejas de la vida. Adviento es la época en donde recordamos que algo Dios hará.
En medio de un mundo lleno de pobreza, guerra y abuso, algo Dios hará. En medio de un mundo en donde la naturaleza es maltratada, algo Dios hará. En medio de un Puerto Rico lleno de violencia, corrupción y desesperanza, algo Dios hará. En medio de nuestras comunidades llena de drogas, alcoholismo y violencia doméstica, algo Dios hará. En medio de nuestra comunidad de fe, que busca la paz, la unidad y la sanidad, algo Dios hará. En medio de nuestros conflictos familiares y matrimoniales, algo Dios hará. En medio de la enfermedad física y mental que nos quiere destruir, algo Dios hará. En medio del dolor por la pérdida de un ser querido o un divorcio, algo Dios hará. En medio de las circunstancias complejas de la vida, algo Dios hará.
Un ejemplo de lo que es esperar que algo Dios hará fue la meditación de El Aposento Alto del martes 10 diciembre:
“¿Son bendiciones o milagros? Mi esposa Pat y yo estábamos seguros de una cosa: los eventos de hace dos años no fueron coincidencias. Dos meses después de comprometernos, decidí mudarme para estar más cerca de ella. Dos días después de que llegué, Pat fue diagnosticada con cáncer de colon con sólo 25% de posibilidad de sobrevivir. Ella tuvo cuatro cirugías, 24 tratamientos de quimioterapia, y 29 tratamientos de radiación. Oramos que Dios nos otorgara la oportunidad de disfrutar nuestra vida el mayor tiempo posible. Ahora, estamos convencidos que el cáncer desapareció por el amor de Dios por medio de doctores, nuestro pastor, familia, y amigos. Dios siempre nos sostiene con su amor. Aun cuando las cosas no van como lo planeamos. Dios nos ama y nos sostiene a través de las buenas y las malas.” Sr. Kenneth C. Birt (Florida, EE.UU.)
La clave para creer que algo Dios hará es la siguiente: espere en Dios y no en usted, su poder es limitado, el de Dios no. Thomas Merton, un monje del siglo 20, dijo lo siguiente: «La esperanza real no está en lo que pensamos podemos hacer, sino en Dios, que está haciendo algo bueno de la situación en una manera que no podemos ver».
Existe una historia de un soldado que fue capturado como prisionero de guerra lejos de su hogar y su familia. Se sentía solo y triste al no tener noticias de su familia y su país. Había perdido la esperanza. De pronto, recibió una carta. La carta estaba deteriorada y doblada, por los meses en que estuvo viajando. La carta decía: “Estamos esperando por ti a que llegues a casa. Todo está bien, no te preocupes”. En un instante todo pareció distinto para aquel hombre. Sus circunstancias no habían cambiado, pero ahora sabía que alguien le esperaba en su casa y en su país. A pesar de que la carta no cambió sus circunstancias, la esperanza que produjo esa carta lo cambió a él.
Dios nos escribió una carta. Mateo 1:23 nos dice: ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel, que significa “Dios está con nosotros”. En medio del caos, dolor, enfermedad, guerra, disfuncionalidad, maltrato, abuso, muerte, oscuridad, divorcios, pérdidas y decepciones, creer que algo Dios hará no necesariamente cambiará la situación de inmediato, pero nos cambia a nosotros mientras esperamos el milagro y la intervención de Dios. Ya no vivimos en ansiedad y depresión, sino en la expectativa de que el milagro puede ocurrir en cualquier momento. No es lo mismo esperar desesperado, que esperar esperanzado. El desesperado piensa que la intervención quizás llegue, el esperanzado piensa que algo Dios hará, y que es solo cuestión de tiempo.
Henri Nouwen dice que la esperanza no depende de las circunstancias, sino de «ver la mano guiadora de Dios no solo en los momentos buenos sino en los momentos oscuros y decepcionantes.» En este tiempo de Adviento/Navidad, tenemos ante nosotros la decisión de vivir en ansiedad y depresión, o con la esperanza de que algo Dios hará. Tenemos la opción de esperar lo peor del mundo, o lo mejor de Dios. Si Dios, el arquitecto del nacimiento de Jesús, llegó a tiempo y en medio de circunstancias complejas, no dudemos que algo hará. ¿Queremos Una Navidad Diferente? Practiquemos la paciencia, la esperanza y la confianza en Dios. Dios está con nosotros.
“Regresarán los que han sido rescatados por el Señor;
entrarán cantando a Jerusalén,
coronados de gozo eterno,
estarán llenos de regocijo y de alegría;
desaparecerán el luto y la tristeza.”
Isaías 35:10