Romanos 13:11-14
“…vivamos con decencia a la vista de todos…”
Romanos 11:13
La época navideña ha llegado. Hemos comenzado el Adviento, o el tiempo preparatorio para celebrar la llegada de nuestro Salvador Jesucristo. Adviento es el primer tiempo del año cristiano, que se caracteriza por un tiempo de espera vigilante por el nacimiento de Jesús y por la venida de nuestro Señor Jesucristo. Para ser específicos, en 24 días celebraremos Navidad. Navidad para algunos es sinónimo de alegría, esperanza, fe, solidaridad y descanso. Para muchos otros, la Navidad es sinónimo de regalos, fiestas y mucha comida. En algunas partes del mundo, ni siquiera celebran Navidad, porque sencillamente no son cristianos o porque su cultura no reconoce esa celebración. En nuestro caso, la época navideña está conectada con nuestra cultura puertorriqueña. Aunque no todo el mundo practique el cristianismo, la Navidad es una celebración nacional. La época navideña es motivación suficiente para que la música boricua entre en escena, la comida típica se cocine y adornemos nuestros hogares como lo hace un boricua: ¡Gastando mucha luz eléctrica! La Navidad está conectada a nuestra cultura, no podemos obviar esta realidad; y aun la iglesia es impactada por la cultura.
En medio del amor que le tenemos a nuestro país y a nuestra cultura, necesitamos ser prudentes a la hora de celebrar Navidad. No todas las tradiciones boricuas que se ponen de moda durante la época navideña van a la par con nuestra creencia cristiana acerca de la Navidad. Ante la mezcla de cultura y Navidad, es necesario celebrar una Navidad que refleje los valores del Reino de Dios y que vaya a la par con lo que es en esencia la Navidad: el nacimiento de Jesús. Hoy, comenzamos una serie de tres predicaciones que tienen la meta de llevarnos a celebrar una Navidad acorde con nuestra creencia cristiana. Estas predicaciones serán una invitación a tomar acción, ya sea para dejar de celebrar ciertas tradiciones que nos alejan de la esencia de la Navidad, o para comenzar ciertas prácticas que nos acercan a ella. Durante estas predicaciones hablaremos de aquello que debemos dejar de practicar y aquello que comenzaremos a practicar, de una forma concreta y simple. La meta es tomar acción. El costo de no celebrar la Navidad acorde con nuestra creencia cristiana puede ser muy alto, como veremos más adelante. Hoy, a través de Romanos 13:11-14, les quiero invitar a celebrar Una Navidad Diferente.
El libro de Romanos, es uno sumamente interesante. Roma era una ciudad muy importante, era el corazón del imperio. En esta importante ciudad se estaba desarrollando una iglesia. Esta iglesia era en su mayoría compuesta por paganos: personas no judías convertidas al cristianismo y sin un bagaje religioso formal. Esto llevó a Pablo a desarrollar una carta que incluía una serie de explicaciones de lo que era la salvación y el amor incondicional de Dios. Pablo quería enseñar a esta comunidad cristiana lo que significaba la nueva vida en Cristo y la salvación por medio de la fe en Jesucristo. En un momento dado, Pablo le habla a los romanos sobre la primera de las tres prácticas que vamos a discutir en esta serie Una Navidad Diferente: la prudencia o el actuar con precaución para evitar daños.
“Esto es aún más urgente, porque ustedes saben que es muy tarde; el tiempo se acaba. Despierten, porque nuestra salvación ahora está más cerca que cuando recién creímos. 12 La noche ya casi llega a su fin; el día de la salvación amanecerá pronto. Por eso, dejen de lado sus actos oscuros como si se quitaran ropa sucia, y pónganse la armadura resplandeciente de la vida recta. 13 Ya que nosotros pertenecemos al día, vivamos con decencia a la vista de todos. No participen en la oscuridad de las fiestas desenfrenadas y de las borracheras, ni vivan en promiscuidad sexual e inmoralidad, ni se metan en peleas, ni tengan envidia. 14 Más bien, vístanse con la presencia del Señor Jesucristo. Y no se permitan pensar en formas de complacer los malos deseos”, Romanos 13:11-14 (PDT).
De estos cuatro versos, quisiera resaltar dos de ellos: “Ya que nosotros pertenecemos al día, vivamos con decencia a la vista de todos (v.13) y “Más bien, vístanse con la presencia del Señor Jesucristo” (v.14). De todas las épocas del año, la navideña parece ser la que más nos invita a las distorsiones y los excesos. Nuestra cultura nos invita a gastos desmedidos, fiestas fuera de control y al exceso de comida y bebidas. Si nos somos intencionales, en un abrir y cerrar de ojos, estamos participando de estas distorsiones y excesos. ¿Cómo “vivimos con decencia a la vista de todos” y nos “vestimos con la presencia del Señor Jesucristo” durante esta época de Adviento? Practicando la prudencia, o actuando con precaución para evitar daños.
Durante la época navideña, no podemos perder de perspectiva, que el comercio quiere ganar. Los comercios no están buscando celebrar la Navidad según la tradición cristiana, sino que buscan ingresos. Cada uno de nosotros debe ser cauteloso a la hora de gastar su dinero en esta época. En un abrir y cerrar de ojos pudiéramos gastar el dinero que tenemos, y el que no tenemos. A pesar de que la tradición cultural enfatiza los regalos navideños, es importante destacar que porque sea Navidad, usted no tiene que gastar el dinero que tiene y el que no tiene. No hay porque hacer regalos fuera de nuestro alcance, y no hay porque hacer préstamos para hacer regalos. La prudencia incluye el hacer presupuestos y gastar conforme a lo que tenemos; es evitar problemas económicos causados por los regalos desmedidos. Si es necesario, baje su presupuesto para los regalos: ¡no tiene que gastar todo su dinero en Navidad! Por otro lado, aunque usted tenga la capacidad económica de regalar, procure amar, antes de regalar. Amar y nutrir una relación durará más que cualquier regalo.
La segunda práctica que necesitamos revisar es la forma en que realizamos nuestras fiestas navideñas. Para entender mejor esta práctica, permítanme citar al Rvdo. Sammy Pillot, pastor metodista retirado, que publicó en El Aposento Alto esta semana.
“En la Navidad del 2011 visité algunos familiares en Miami. Me contaron que ese año se registró el mayor número de robos de figuras del Niño Jesús. Mi hermano notaba un vacío sin la figura central del Niño Jesús en los arreglos navideños del nacimiento. Eso mismo notamos cuando gran parte de la población celebra la Navidad sin la presencia de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en sus vidas. Notamos los preparativos que se hacen, regalos, comidas típicas, juguetes y luces, pero no se tiene en cuenta a Cristo como el personaje central de la celebración. Cuando se celebra la Navidad sin Cristo, la celebración pierde sentido, porque el verdadero significado de la navidad es Cristo. La Navidad sin Cristo es mera tradición. Se puede pasar la Navidad sin regalos o comidas, pero no se puede celebrar la verdadera Navidad sin Cristo, porque Cristo es la Navidad.”
Una de los peligros a los cuales nos enfrentamos en esta época, es festejar sin control. La época se puede convertir en la mejor excusa para celebrar una fiesta que muy poco tenga que ver con la Navidad. Nos enfrentamos ante el peligro de que alguien llegue hasta nuestra fiesta y nos diga “Y el niñito, ¿a onde está?” ¿Cómo puede sucedernos esto? En primer lugar, junto a su árbol de Navidad, procure que haya un nacimiento de Jesús en su hogar. No olvidemos que el centro de la Navidad es el nacimiento de Jesús. En segundo lugar, no se exceda en sus adornos de Navidad. Adornar su casa es bonito, pero tenga cuidado de no tener cómo pagar su factura de luz y de dañar el ambiente. Quisiera compartir con ustedes otra meditación de El Aposento Alto que me llamó mucho la atención esta semana, de la Sra. Julianis Báez de Pichardo de la República Dominicana:
“Era nuestra primera Navidad juntos después de casarnos. Sólo habían pasado tres meses desde nuestra boda, y aún faltaban algunas cosas en nuestro nuevo hogar. Por eso, decidimos no gastar dinero en adornos y luces navideñas. No compramos un solo adorno de Navidad para nuestra casa. Es costumbre adornar en Navidad, y a veces nos sentimos presionados a hacerlo. Meditando en esto me pregunté, ¿Es este el verdadero espíritu de la Navidad? En algún momento nos han invitado a seguir la corriente de mercadeo que emerge en esta época. Pero no debemos olvidar lo que realmente se celebra, la natividad del Salvador del mundo, y ese es el espíritu que debe prevalecer. Entendí que mi casa sí estaba adornada. La estrella de Dios nos condujo hacia Cristo hace varios años y desde entonces las luces de su amor no han dejado de brillar en nuestras vidas.”
La tercera práctica sobre la cual necesitamos reflexionar son los excesos. El primer exceso: el de comida. Estoy consciente de que hacer dieta en la época navideña no es fácil. Sin embargo, el balance es necesario. ¿Usted sabe la cantidad de personas que visitan las oficinas médicas en enero porque su salud se deterioró en la época navideña? Si usted es diabético, controle los dulces. Si usted padece del estómago, cuídese del lechón. Si usted está sobre peso, coma moderadamente. Su cuerpo es templo del Espíritu Santo, y el Espíritu no toma vacaciones en diciembre.
El segundo exceso: las bebidas alcohólicas. Lamentablemente, el alcoholismo es un problema social en Puerto Rico, pero es aceptado y promovido. Las canciones hablan de las borracheras que nos damos, e idolatramos el alcohol como si al ingerirlo llegáramos a ser más felices. Buscando en las estadísticas de Puerto Rico, los meses de enero y diciembre 2012 fueron los meses con mayor número de muertes por accidentes de tránsito; no dudemos que deben estar ligadas al alcoholismo. El alcohol es una droga legal que causa adicción y muchas situaciones familiares y sociales muy lamentables. Emborracharse es una irresponsabilidad, no un juego ni un tema de relajo. No podemos promover el alcohol en nuestras fiestas navideñas. Tampoco podemos aceptar que alguien beba y guie.
A continuación un video que causó gran impacto en Australia, buscando reducir los accidentes de tránsito debido al uso de alcohol.
Romanos 11:13 nos dice: “…vivamos con decencia a la vista de todos…” Necesitamos celebrar esta época navideña con prudencia, actuando con precaución para evitar daños. Regale amor y una relación con sus seres queridos, antes que un regalo material; festeje de manera que Jesús pueda ir a su fiesta; evite los excesos de comida y bebidas. Por favor comparta este mensaje con sus familiares, amistades, vecinos y compañeros de trabajo. Puerto Rico necesita este diciembre Una Navidad Diferente.
Meditemos en este mensaje y pongámoslo en práctica. DLB, Titi Aida
Desde la Florida digo, » Amen»!, a la prudencia. Si practicamos este mensaje podríamos ver la diferencia en nuestra vida espiritual. No acabe dudas que le daremos a Dios el lugar que El se merece en nuestras vidas y así veremos la gran diferencia en nuestras vidas.
Gracias por este hermoso mensaje de reflexion en una época donde muchos deben modelar y vivir así.
Feliz navidad!
Awilda