Mateo 24:1-14, Filipenses 3:7-14
¡Felicidades! Damos gracias a Dios por 79 años de aniversario para esta amada iglesia. Estoy seguro que no ha sido fácil el camino para esta iglesia en 79 años, pero Dios ha sido fiel.
¿Quién no ha vivido una crisis? Las crisis son eventos o experiencias en nuestra vida que nos conmueven, nos hacen dudar, nos quitan el piso, nos sacan de la comodidad, nos hacen conocernos a nosotros mismos, nos invitan a nuevas decisiones, pero nunca nos dejan igual, nos destruyen o nos hacen crecer. Las crisis ponen delante de nosotros la decisión de si queremos ser destruidos o si queremos crecer; ponen delante de nosotros la decisión de quitarnos o perseverar. A lo largo de estos 79 años, las crisis han llegado a la vida de la iglesia; crisis personales, familiares, económicas y algunas que han impactado a toda la congregación y la comunidad. Ante estas crisis, unos han sido destruidos, otros han crecido; unos se han quitado, y otros han perseverado. Hoy, queremos honrar y celebrar la vida de quienes han perseverado y crecido en la crisis, y a la misma vez, permitir que su testimonio de vida nos inspire a perseverar y crecer mientras experimentamos la crisis. Hoy queremos afirmar la necesidad de perseverar hasta el fin.
Algo que no se puede olvidar del contexto en que vivió la comunidad cristiana del primer siglo, es que fue una iglesia que vivió en una constante crisis. Muchos de los libros del Nuevo Testamento, particularmente Apocalipsis, se escriben como una forma de alentar y motivar a la comunidad cristiana a perseverar en medio de la crisis. ¿Cuál era la crisis constante que vivió la comunidad cristiana? La comunidad cristiana vivía bajo la persecución por parte del imperio romano. Para los romanos, los cristianos eran anti-patriotas y anti-religiosos. En aquella época se creía en múltiples dioses. Eso era una práctica común para toda la región. Según los romanos, había que orar y adorar estos dioses para la prosperidad del pueblo. Si usted era monoteísta (creer en un solo Dios como eran los judíos y cristianos) y no adoraba los otros dioses, usted era anti-patriota porque estaba en contra del pueblo y de su prosperidad, y anti-religioso porque no seguía la religión politeísta del pueblo. Además, si usted era monoteísta tampoco se iba a prestar para una de las formas de adoración más comunes de la época: la adoración al emperador. La creencia de que los emperadores eran divinos era también una creencia común en la región. ¿Por qué la comunidad cristiana era perseguida? A medida que el cristianismo crecía, la adoración al emperador decaía. Esto llevó al imperio a establecer la religión cristiana como ilegal. Una de las persecuciones más horribles fue para la década del 60, cuando el emperador Nerón masacró a los cristianos y judíos por masas. En resumen, la comunidad cristiana del primer siglo fue perseguida, torturada y asesinada. Ante esta crisis, la comunidad cristiana se enfrentó a una de las decisiones más importantes que podían tomar: quitarse o perseverar.
Mateo 24 tiene una relación directa con este contexto de persecución que vivía la comunidad cristiana. Este capítulo 24 de Mateo es desarrollado tomando como base el capítulo 13 de Marcos, catalogado como un discurso apocalíptico. Esto quiere decir que Mateo 24 es también un discurso apocalíptico. ¿Qué es un discurso apocalíptico? Los libros o discursos apocalípticos son unos en donde se presenta una batalla cósmica entre el bien y el mal, entre Dios y Satán, entre ángeles y demonios. Esta batalla se presenta en circunstancias tan difíciles para los que están viviendo esa época, que lo único que puede salvar a la humanidad es la intervención divina. Esta intervención divina será contundente y final, acabando con el mundo de una vez y por todas, con la meta de comenzar todo nuevamente. En el género del apocalipsis mientras más difícil e imposible se tornen las circunstancias, más cerca está este fin del mundo.
Los libros y discursos apocalípticos guardan una esperanza: Dios no se ha olvidado de su pueblo. En medio de las circunstancias más difíciles Dios va a actuar y salvará a su pueblo de este mundo, así sea que el mundo tenga que acabar para comenzar nuevamente. Para quienes escriben los libros y discursos apocalípticos, Dios será quién diga la última palabra, aun cuando parezca que el mal tenga el control. Se nos presenta a un Dios que nunca pierde el control del mundo, ni se olvida de su pueblo. Los libros apocalípticos y discursos tuvieron y tienen la meta de preservar la fe de la comunidad creyente en Dios. Son una invitación a perseverar en medio de la peor crisis.
Jesús sabía de la persecución que iba a enfrentar la comunidad cristiana. Mateo 24 es la respuesta de Jesús ante la crisis que los cristianos iban a vivir más adelante: 9 »Entonces los entregarán a ustedes para ser torturados, y los matarán, y todos los odiarán por causa de mi nombre. 10 En aquel tiempo muchos tropezarán, y unos a otros se traicionarán y odiarán. 11 Muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12 y tanto aumentará la maldad que el amor de muchos se enfriará. 13 Pero el que resista hasta el fin, será salvo.” Aun antes de que la comunidad cristiana comenzara a vivir la crisis de persecución, Jesús le estaba dando la clave para superarla: perseverar hasta el fin. Jesús sabía que la crisis le iba a dar duro a la comunidad cristiana. Sabía que traería duda, confusión, desorden, conflicto, dolor, tristeza, deseos de claudicar, tortura y muerte. Sobre todas las cosas, Jesús sabía que la crisis iba a hacer que muchos se enfriarán y se quitaran.
Ha llegado un momento muy importante para esta iglesia. No estamos siendo torturados, perseguidos o asesinados por el Estado Libre Asociado de Puerto Rico. No hemos muerto a causa de nuestra fe en Jesucristo. No hemos tenido que decidir entre nuestra fe y alguna otra religión. Sin embargo, estamos enfrentado crisis en nuestras vidas personales, en nuestras familias, en nuestros matrimonios, en nuestros trabajos, y en nuestra iglesia. La enfermedad ha llegado a nuestro hogar sin avisar. El dinero no es suficiente para nuestras necesidades básicas. Nuestros hijos e hijas tienen problemas. Nuestro matrimonio ya no es lo mismo. El deseo de servir a Dios ha menguado. Las cosas han cambiado, y ya no es lo mismo. Vivimos pensando en los buenos momentos porque creemos que ya se han acabado. Algunos de nosotros, nos hemos enfriado a causa de la crisis. ¿Cómo enfrentamos este momento en nuestra vida personal y en la vida de la iglesia como comunidad de fe? ¿Cómo podemos superar esta crisis?
Mateo 24:13 dice: “Pero el que persevere hasta el fin, este será salvo.” Al igual que la comunidad cristiana recibió nuevas fuerzas para continuar en su crisis, hoy las palabras de Jesús llegan a nuestra vida para recordarnos lo siguiente: “Yo no me he olvidado de ti. Yo conozco cada una de tus tribulaciones. Yo conozco cada una de tus batallas. Yo conozco lo difícil que es el camino. Pero no es tiempo de claudicar, de quitarse, es tiempo de perseverar. Es tiempo de perseverar porque yo he vencido al mundo. Es tiempo de perseverar porque yo soy el que tengo la última palabra en todo el universo. Es tiempo de perseverar porque yo voy a actuar. Es tiempo de perseverar porque yo estoy haciendo algo nuevo aunque no lo parezca. Es tiempo de perseverar porque yo estoy contigo y no te voy a dejar caer. Es tiempo de perseverar porque yo soy fiel, aunque esta crisis te haya hecho perder la fe”.
¿Saben qué? Aunque algunos miembros de la comunidad cristiana se quitaron, muchos y muchas perseveraron, no se quitaron, y fueron fieles a Dios hasta el fin. Gracias a Dios, y a estas personas que se mantuvieron fieles a Dios es que el evangelio ha llegado hasta nosotros el día de hoy. En los 79 años que ha vivido esta iglesia yo estoy seguro que hubo crisis muy duras, momentos en que la crisis le tocó de muy cerca. Momentos en que la iglesia Samuel Culpeper tuvo que enfrentarse con la decisión de claudicar o perseverar. Gertrudis González y su hija Genoveva se enfrentaron a la decisión de entregar las llaves de la iglesia, pero no lo hicieron y se negaron a que el templo fuera vendido para usarse para otros propósitos. Así como ellas, por esta iglesia han pasado muchos laicos y pastores que tuvieron ante ellos la decisión de claudicar o perseverar, pero decidieron perseverar, decidieron ser fieles a Dios y a su iglesia.
Hebreos 11 nos presenta un listado de hombres y mujeres que decidieron creer en Dios, antes de claudicar. Hombres y mujeres que entendieron que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Jacob, Isaac, José, Moisés, Rahab, Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y muchos profetas lograron la meta de ser fieles a Dios. ¿Quieres tú estar en este listado? ¿Quisieras estar en el listado de los que perseveraron? Durante la semana hemos preparado un listado de aquellos y aquellas que han perseverado en esta iglesia, y que hoy su testimonio de vida nos inspira a perseverar. Les presento el Hebreos 11 de la Iglesia Metodista Samuel Culpeper.
Que la crisis no nos destruya, sino que nos haga crecer y ser mejores cristianos, mejores seres humanos, una mejor iglesia. Hoy quisiera invitarles a hacer esta promesa que fuera parte del Anuario de los 50 años de esta amada iglesia:
“13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:13-14.
Es tiempo de perseverar.